No tenía grandes expectativas cuando la vi, me esperaba una película adolescente más, tal vez por ver a la protagonista, pero me gustó mucho.

No sólo tiene un gran mensaje y nos pone en la piel, una vez más, de una persona negra, con todo lo que eso supone, sino que también vemos el otro lado. Es una película, como tantas otras, que por desgracia estará de moda da igual el tiempo que pase, sobre todo en Estados Unidos con la violencia policial y tantas muertes sobre todo de adolescentes negros sólo porque pasaban por ahí.

En mi opinión no se hace pesada, es entretenida y además invita a reflexionar sobre el odio que transmitimos por un motivo u otro, así que la recomiendo.

El Odio que Das es un buen drama racial.
La película nos cuenta la historia de una muchacha que se mueve entre dos mundos, su barrio "negro" y los conflictos que hay a su alrededor, y el colegio de gente más acomodada, por lo general blancos sin mayor problemas que aprobar el próximo examen.

La película empieza aparentando ser más de perfil adolescente, cuyo problema radicará en que ella elija al chico del barrio o al chico del colegio, pero en seguida se oscurece planteando un problema mucho más serio, más profundo y más adulto. Debo decir que la muchacha protagonista tiene mucho encanto, me ha parecido un descubrimiento, y aunque es cierto que la trama principal está más o menos vista, la película incluye elementos en su guion un poco más allá del problema en sí que plantea (hay que decir "malditos negros" para ser racista? O hay matices en la educación de la sociedad más acomodada que inculcan unos prejuicios racistas sin que realmente nos demos cuenta?)

Mensaje: El odio que das, es el que recibes, pues la solución es no odiar, ni buscar venganza, eso no te llevara a nada bueno, solo a perder tu humanidad y perderte como persona.

La calidad de imagen y sonido son muy buenas, el doblaje castellano esta muy bien hecho.

Esta entretenida y el mensaje que enseña es muy importante, pero yo no la recomiendo porque no es muy bonita de ver por las situaciones representadas, mientras aprendas el mensaje te la puedes ahorrar, en cambio la recomiendo para aquellos que no lo captan, pa´qui pa´ya pa´lante patada esa chupa es la pomada ahora ábrete tronca ¿Me captas?.

Creo que no exagero si digo que ‘El odio que das’ es una de las películas que más me han dolido. Se trata de uno de esos casos en los que la indiferencia no está permitida, la historia te sumerge de lleno en la historia y cuando te das cuenta ya te has llorado encima (varias veces). No esperaba que una obra tan típicamente adolescente fuese a tratar la discriminación racial que sufren los afroamericanos en USA de una forma tan acertada, realista y directa al hígado.
Conocemos aquí a Starr, una adolescente promedio que desea por todos los medios escapar de la violencia que siembran las bandas en sus calles, porque Starr es consciente de que el futuro de cualquier niño negro de su barrio es convertirse en un camello y morir a manos de otro camello, o simplemente morir a manos de la policía. Así de crudo. Para complicar más su vida, nuestra protagonista estudia en un elitista instituto en el que la diversidad racial y cultural brilla por su ausencia. Su ya dividido mundo termina por desmoronarse encima de su cabeza cuando presencia el asesinato de su mejor amigo Khalil, un joven desarmado a manos de un oficial de policía. Este acontecimiento la traumatiza y al mismo tiempo consigue despertar la chispa de la lucha en su interior, de modo que se verá envuelta en una encarnizada batalla para lograr que el nombre de Khalil no sea un triste número más en el telediario de turno.

Es cierto que peca de momentos excesivamente dramáticos que son bastante inverosímiles, pero en el contexto funcionan porque ayudan a potenciar todavía más la trama tan intensa a la que nos enfrentamos. No os esperéis pues un film adolescente al uso plagado de frases mr. wonderful con moralinas de corchopán. No. Aquí se viene a sufrir, a deshidratarse y a intentar abrir los ojos ante una realidad que no para de golpearnos día tras día en las noticias. Una realidad que no va a desaparecer porque el odio a lo diferente, el odio en sí, siempre será la peor enfermedad que sufre este despreciable mundo.