El superviviente de Auschwitz es una película dramática protagoniza por Ben Foster.

Un boxeador en horas bajas, trata de ganar status para conseguir combates de renombre, a ver si haciendo ruido en la prensa logra hacerse notar y que su antiguo amor pueda dar con él. Para ello, contará su historia en Auschwitz a un periodista.

No era una historia que a priori me llamara mucho la atención, aunque esté basada en hechos reales, pero el reparto sí. Ben Foster me gusta, y viendo que entre algunos conocidos nombres estaba Dani DeVito, pues allá que vamos.

En líneas generales no está mal, aunque a quien esté ya muy puesto en el tema de los campos de concentración, no hay nada excesivamente novedoso más allá de que ***contenido con spoilers***

A nivel interpretativo es decente, pero tampoco pasará a la historia de ningún integrante del reparto.
Visualmente intercalan el presente, con las historias del protagonista, pasando de la imagen en color al blanco y negro.

Poco más, un poco plana, pero se deja ver, y también se deja olvidar.

“Iba a escribir una novela sobre Auschwitz, pero ya no quedan personajes libres: la bibliotecaria de Auschwitz, la bailarina de Auschwitz, El tatuador de Auschwitz, El farmacéutico de Auschwitz, La enfermera de Auschwitz, El mago de Auschwitz, El violinista de Auschwitz…”, escribía Arturo Pérez-Reverte.

Pues ahora es el boxeador, otra película más sobre Auschwitz, buena sin más. Se cree que tratar este tema ya te llevará a los Oscars y deberían buscar algo más.

Es una lástima que con argumento tan poderoso hayan construido un guión tan malo y lo hayan rodado con unos actores tan flojos.
Todo el relato del campo de concentración es visualmente impactante, pero el discurso es maniqueo y pobre. La postura del alemán "salvador" es, simplemente, intragable.
El montaje de los recuerdos y la vida presente es francamente malo y la mayoría de las escenas están de más.
Para colmo los actores son fríos e inexpresivos, por lo que conectar con ellos es imposible.
Las escenas de boxeo en Nueva York son potentes, pero no son capaces de compensar el ritmo anodino del resto de escenas.
El final con la antigua novia es patético. ¡Y encima mete al hijo!
Vamos, que no merece la pena aguantar dos horas largas para ver esto.