
Saoirse Ronan
Florence Ponting
En 1962, en Inglaterra, una joven pareja encuentra su romance idílico colisionando con los problemas de la libertad sexual y la presión social, lo que lleva a una noche de bodas incómoda y fatídica.
Esta semana devoré ‘Chesil Beach’, la corta pero intensísima novela de Ian McEwan que da vida a esta película. No es fácil adaptar su enrevesada prosa a la pantalla, así que es el propio escritor el que firma el guion. Florence y Edward son dos chicos jóvenes, vírgenes, ingenuos y enamorados. Ambos desean con ansia la libertad que no tienen por la severa educación de los años cincuenta, desean que sus vidas comiencen de una vez por todas y poder hacer lo que ellos quieran. Se aman tanto que dan demasiadas cosas por sentado, pequeñas cosas de las que no hablan y se van sepultando entre ellos, agrietando las paredes de su relación. Florence no cree que sea una mujer normal, se oculta de todos y hasta de sí misma, hasta que ya no puede fingir más. Edward es un hombre perdido en la vida, sin rumbo, solo con la certeza de que ama a Florence. Si algo importa en esta obra es el silencio, las verdades que no se dicen, las miradas que ocultan los sentimientos y el dolor. Una noche, una simple noche basta para manifestar que su historia de amor es totalmente imposible. A pesar de todos los susurros, los besos, las miradas, las emociones... una simple noche con las verdades a la cara. Una noche en la que Edward deberá tomar una decisión que cambiará para siempre el curso de su vida. Una vida que ya no volverá a ser la misma, que se concentra completamente en un instante efímero pero real, en la mirada hacia un asiento, el asiento 9C del Wigmore Hall.
Mención especial para Saoirse Ronan y Billy Howle, impecables en un film envuelto por una maravillosa banda sonora y una fotografía tan mínima como preciosa. Una película bonita, tierna y atemporal.
Pues he de reconocer que esta película me ha sorprendido y me ha gustado, con un estupendo equilibrio entre una sugerente fotografía, unas interpretaciones magníficas y unos personajes que se van abriendo espacio en nuestros afectos hasta llegar a comprenderlos y preocuparnos por sus inquietudes.
La película se articula a través de los flashbacks que nos permiten conocer a un joven matrimonio que se enfrenta a su noche de bodas. Son dos desconocidos, así los vemos, en el aspecto físico, corre el año 1962 y son presas de una sociedad conservadora castrante. Sin embargo, ambos tienen un conjunto de vivencias en común que los ha acercado, los ha unido y los ha llevado hasta esa habitación del hotel donde afrontan sus miedos y su inexperiencia. La película parece que nos va a llevar por una típica historia romántica, pero algo nos hace no estar tan seguros. Los flashbacks nos permiten conocer mejor a los dos jóvenes, tan distintos en carácter y procedencia, a sus familias y sus circunstancias. Entendemos todo lo que les ha unido y también somos partícipes de sus miedos, unos miedos que pueden vencer o vencerles. Una preciosa fotografía servirá de encuadre para la escena cumbre del filme, al tiempo que una cuidadísima y muy importante banda sonora acompaña cada momento para llevarnos al climax.
La película está rematada por un emotivo epílogo que cierra una pieza que se ve con agrado y que deja más calado que la mayoría de filmes similares. En su contra, una estructura que necesita mayor esfuerzo del espectador y que puede alejar a algún tipo de público y a su favor... todo lo demás.
Desde el primer momento pensamos que va a ser una película típica romántica, donde al final de cada escena acabaremos vomitando arco iris, pero por sorpresa de cualquiera que se imaginó eso, no ha terminado así.
Una historia del primer amor tan pura que sabemos que todo terminará de la peor manera. Con unas actuaciones que terminas creyendo cada palabra que nos cuentan los actores. Donde dan vida a unas personas un tanto “diferentes” a lo que solemos ver en este género.
Vamos viendo la evolución de los dos protagonistas, ***contenido con spoilers***
Aunque vemos que la duración es de casi dos horas, gracias al ritmo de la película, se nos hace bastante corta y “amigable”.
Poco más se puede decir de la película. Probablemente termine siendo una gran sorpresa para muchos. Y con un final totalmente predecible según vamos observando cada detalle de la relación de la pareja. Una interesante filmación que hace que nos dé vuelva a la mente la película de “Quiéreme si te atreves” que dio un toque diferente a este género.
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