Si te gustan las películas con una temática de terror pero con muchos aspectos cómicos y una locura de historia, la cual termina rozando la serie b. Esta es tu película.

Película dirigida por Robbie Pickering, un director que no ha tenido muchos proyectos, salvo este y otro más, si no recuerdo mal. Aun así ha conseguido dar un toque especial, a una película con varios aspectos que nos llega a recordar a la mítica saga de Scary Movie.

Aunque todo hay que decirlo, consigue hacer una historia de lo más loca, juntando la vida cotidiana con “mundos” de fantasía y de la ciencia ficción. No podrías pedir nada más a una divertida comedia,

Sin embargo, también contamos con un ritmo un tanto irregular, teniendo este un inicio atronador y que al cabo del rato termina siendo de lo más lento para este tipo de cinta.

Pasando el mal trago de la escena en concreto donde los personajes se abren a los demás y no ocurre nada, más allá del sentimiento mutuo, vuelven nuestros personajes a la acción y a por todas.

Esos actores, que seguramente más de uno acabe de sonarte, pero por buenos que sean en otras películas, no esperes en ningún momento que vayan buscando el tan entrañable Oscar.

Pasas un grandísimo rato, de alocadas escenas sin sentido, con toques de gore y con un humor absurdo pero entrañable. Por otro lado vemos un ritmo irregular en muchas ocasiones que hace que nos desesperemos. Así que tú decides verla o no. Cae toda la responsabilidad hacia ti.

Es una estupidez con coherencia dentro de su mundo surrealista. Es una parodia a lo Scary Movie, pero centrada en cierta narrativa costumbrista sobre la superación, el amor propio, la amistad, etc. Es un humor bastante ligero, tonto por momento, aunque los actores se lo toman lo suficientemente en serio como para que no resulte un bodrio. Lo que sucede no tiene el más mínimo sentido, es una imbecilidad, pero sin caer en la vergüenza ajena, algo raro en una sociedad donde vampiros, zombis y humanos conviven el día a día.
Yo la enganche a la madrugada y no me molesto verla. Me recordó a "Los muertos no mueren", pero a diferencia de ésta, Éramos Pocos no es un insulto a la inteligencia de nadie, ni una estupidez infumable sin la menor gracia.