James Wan se dio a conocer con su primera 'Insidious', una especie de tren fantasma con inventivos y acertados jumpscares donde la sombra de un demonio con cara roja casi caricaturesca desprendía algo genuinamente malsano. Gracias a su éxito, la película se convirtió en la primera de una franquicia que, si bien ha bajado en calidad, ha conseguido mantener un nivel terrorífico que sigue estando un poco por encima de la mayoría de sus congéneres. Aún con Wan al timón, la segunda entrega no recreó la sorpresa de su predecesora, pero fue una continuación bastante bien planteada de las aventuras de la familia Lambert. Con el guionista Leigh Whannell como director, "Insidious 3" tomó la forma de una precuela de las dos anteriores, esta vez centrada en Elise, que tiene que enfrentarse a un viejo fantasma. Unos jumpscares mucho más clásicos visualmente y una trama menos consistente hicieron de esta tercera película el opus más flojo de la saga, aunque verla no fue en absoluto un suplicio, sino todo lo contrario.
Y sin embargo, aparte de la constante insinuación del regreso del demonio pelirrojo en cada epílogo de estas dos secuelas, ¿pedíamos a gritos una cuarta película? No estoy tan seguro... Pero la llegada de Adam Robitel detrás de la cámara y la presencia de nuevo de Leigh Whannell en el guión podían sin embargo hacernos creer que esta secuela de la tercera entrega (que sigue teniendo lugar antes de la 1 y la 2, sí, la cosa se complica) tenía todavía algunas cualidades que ofrecer y sobre todo cosas nuevas que contar sobre Élise y su banda de fantasmas vengativos...
Efectivamente, así es... según se mire.
Este cuarto "Insidious", titulado "La última llave", nos sumerge en el pasado de Élise con un extraño caso que la lleva a visitar su dolorosa juventud …
Evitando la repetición de la nueva familia anónima (y la pérdida de tiempo en presentárnosla para hacerla creíble) perseguida por un artilugio malévolo, la película tiene la buena idea de centrarse en este personaje al que el espectador ya está apegado y del que, al final, sólo sabe lo que el episodio anterior estaba dispuesto a revelar. Mezclando flashbacks de su infancia con acontecimientos actuales, el guión ofrece una trama bastante juiciosa de pretensión sobre lo que el público espera de los arquetipos de una película de "Insidious". En este sentido, el primer giro está muy bien pensado, aunque nos deje preguntándonos "¿Por qué hizo contacto entonces ese idiota? -sin decir demasiado- durante varios minutos. Afortunadamente, a partir de este punto de partida, la película va desarrollando una serie de ramificaciones engañosas de la historia, que, si bien no es muy original en su estructura general, sí depara algunas sorpresas agradables. En resumen, nunca hay un momento aburrido y, en este sentido, "Insidious 4" es incluso más sorprendente que su predecesora. Y su criatura, una especie de cerrajero demoníaco que haría desmayarse a todos los bajitos de Fort Boyard, es mucho más impresionante que el viejo canceroso adicto a las adolescentes de "Insidious 3".
Pero hay una pega, y es grande: cuando se trata de sustos, "Insidious: La Última Llave" tiene el encefalograma de un cadáver adormilado. A años luz de los inventivos jumpscares de la película original, los de esta nueva entrega son pura banalidad contemporánea, a veces con cierta efectividad pero con demasiada frecuencia con indiferencia general. Y eso siempre es molesto para una película de terror cuya seña de identidad es desmarcarse completamente en este aspecto.
A esto se añaden algunos elementos un poco fáciles, incluso ridículos:
-El nuevo propietario de la casa de Elise ha mantenido la casa en las mismas condiciones que en los años 50, así que probablemente no haya una tienda de Ikea ni ninguna de decoración ,
-Hay un llavero del demonio en la esquina llamado Cinco Llaves,...lógica imparable,
-las improbables peleas en área de los sueños, que conocemos por las escenas finales anteriores y estamos dispuestos a admitir: las leyes de la física no son las mismas en el más allá, pero eso no es motivo para convertirlo en un cuasi Dragon Ball Z,
-el resorte maternal ya presente en "Insidious 3" y utilizado de nuevo. El guionista Leigh Whannell debe tener un importante problema edípico entre manos,
- un personaje en cuya naturaleza no entraremos, pero que parece estar ahí sólo para asegurarse más spin-offs juveniles en el futuro y dejar así de lado a Lin Shaye.
Con todo, la cuarta entrega está lejos de ser una desgracia en cuanto a la construcción de su guión y, además, da la sensación de haber cerrado el círculo al conectar inteligentemente las tramas entre la tercera y la primera película.
El problema, a pesar de estas indudables cualidades, es que al no sorprender en el terreno del terror, "Insidious: La Última Llave" ocupa lamentablemente el lugar del tercer episodio como la obra más floja de una saga que, sin embargo, ha ofrecido algunas variaciones bastante interesantes sobre su mitología.

No ha estado mal, gana mucho si la ves en el cine, por los típicos sustos por el volumen alto; tiene puntos de humor y momentos de tensión. No hace mucha falta el ver las anteriores para ver ésta.

No le pedía mucho y aún así decepciona. Sustos que no asustan, chistes metidos con calzador que no hacen gracia y una oportunidad desaprovechada para contarnos los orígenes de la médium, algo que a priori no parecía mala idea pero termina en una horrible ejecución.

Seguirán estirando el chicle con la saga, hasta que nos hagan odiarla, algo que no merece la primera.