La serie Nikita es una de las más intensas y originales que he visto. Esta serie es de una calidad muy superior a la película de Besson (que es terriblemente plana y sosa en comparación) y a las series que la siguieron. "Nikita" juega con la psicología, la emoción y la sutileza. A menudo se plantean dilemas cruciales y no siempre es fácil responder a ellos, pero, en términos generales, se podría decir que el tema de la serie es el poder y la pregunta que plantea es: “¿El fin justifica los medios?”.
Sin embargo, la serie” Nikita” resulta ser una serie confusa y mal construida, con un guión a menudo inverosímil, mal llevado y torpe. Las temporadas no tienen una verdadera coherencia, sólo se suceden en sus transiciones (que al menos tienen el lujo de la continuidad). A pesar del ritmo lento y de la penumbra reinante, el contexto de esta serie tiene verdadera personalidad como he mencionado anteriormente; donde otras series se contentan con que sus personajes evolucionen, “Nikita”, con su engañoso título, narra la historia de sus localizaciones, su destino y sus trampas, sus tragedias y sus luchas de poder. Aunque el guión es dudoso y está mal construido, está plagado de destellos de genialidad imposibles de ignorar. Pese a que la serie data de 1997, ofrece una gran cantidad de buenas ideas que han sido ampliamente copiadas desde entonces, ya sea en 'Alias', '24h Chrono' u otras series cuyo estilo es menos similar. Si se evita mirar la serie como un todo y sus incoherencias, se puede disfrutar de algunos episodios independientes estupendos, y de algunos giros especialmente interesantes. "Nikita" resulta deliciosamente atípica, porque algunos episodios son verdaderas joyas de escritura, y porque se atreven a hacer lo que rara vez se ha atrevido antes en televisión.
Sé que no todo el mundo comparte esta opinión, pero sólo la última temporada compensa los muchísimos fallos encontrados en el pasado, ofrece 8 episodios absolutamente coherentes y corrige, lo mejor que puede, los demasiados errores cometidos desde el piloto. Aunque los decorados son a veces monótonos, la dirección y la música hacen de esta serie una gran serie sobre todo con el presupuesto tan limitado con el que contaban. Los personajes están muy bien escritos, con perfiles interesantes y coherentes. Madeline es deliciosamente austera, Operations deliciosamente perversa. Birkhoff es cada vez más entrañable ( hasta su muerte, que marca uno de los episodios más logrados y conmovedores de la serie) , Walter es la pequeña joya de la serie, mientras que Nikita sigue siendo el rayo de luz en este océano de oscuridad. Sólo Mickaël, es un descarte, puesto que no logra transmitir nada. Mis dos personajes favoritos son Peta Wilson (NIKITA) que está increíble como he dicho. Abarca desde su lenguaje corporal hasta sus ojos… con los que expresa muy bien las emociones que llegan al espectador. Está Nikita tiene una fuerte personalidad (¡nada que ver con la Nikita de Besson o la de la serie que le siguió!) y su personaje es a la vez fuerte y sensible… Alberta Watson (MADELINE) interpreta un personaje con una elegancia y una flema muy británicas. .Es sensible, pero al mismo tiempo despiadadamente fría y a menudo es capaz de muchos horrores que comete por placer y a sangre fría,. Lo que hace que el personaje de Madeline sea bastante confuso porque es muy contradictorio, pero sus contradicciones forman un todo que es muy coherente, es capaz de asesinar fríamente a alguien y de sufrir cuando piensa en su madre enferma o por la muerte de su hermana. Sin duda es el personaje que más me gustó.
En resumen, los protagonistas no son anecdóticos: al contrario, salvan los pobres guiones.
Así que, aquí tenemos una serie con casi tantos defectos como cualidades. Es probable que te frustre a varios niveles, porque no suele estar a la altura de las expectativas de un espectador de 2024. Pero si has leído esta crítica y sus spoilers, es probable que ya la hayas visto entera y sepas de lo que hablo.
Confusa, a veces bien hecha, a veces directa, ''Nikita’’ sigue siendo una gran serie del panorama audiovisual, a trozo y con pegotes, confusa, mal escrita de vez en cuando, a menudo acaba volviendo sobre sus pasos y ofrece, en conjunto, un atípico ejercicio de estilo con encanto alienígena, en un universo atemporal y helado donde la manipulación es legión, donde la muerte es cotidiana, en definitiva, donde todo parece posible.
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