Crítica de The Bear por MagreoSutil

Redactada: 2023-09-29
No quería hacer la crítica de esta serie en caliente por el hype enorme que traía, serie revelación de exquisita factura rimbombante, que te toca la fibra tan rápido como tan rápido me la pela todo lo relativo a sus personajes.

El truco de The bear es que ha sabido esconder muy bien los tópicos románticos de toda la vida, hipnotizando al personal con un desfile de platos suculentos, cocinados por gente algo torturada pero con pasión por su trabajo.

Resumiendo, y ojo a esto, sus personajes cocinan (comen) sufren (rezan) y se entregan (aman).

Otro punto que la serie maneja con maestría es presentar a personajes que caen mal sin ningún tipo de disimulo, en algunos casos abofeteables (como Sidney) para que podamos aprender a perdonarlos, y acaso empatizar con alguno.
Todos van aprendiendo y madurando de sus experiencias, fluyendo con docilidad y sin resistirse apenas a los cambios (aunque por dentro se consideren escoria), teniendo epifanías de humildad, (que son un buen golpe de efecto de cara al espectador), y SIEMPRE sin salir del trabajo, porque la esclavitud moderna te da esa dignidad e incluso un margen para la soberbia.
Al final si vas a tope las soluciones caen del cielo y el dinero aparece de la nada o del pariente mesiánico que te lo suelta porque es guai y aunque te mete caña, en el fondo te quiere mucho.

En fin, mucha superación personal y profesional, mucho trauma que se cura trabajando, y mucha escena donde todos gritan y hablan a la vez tanto rato como para hartar, hasta que ese ruido de fondo se transforma en una sofisticada melodía, al igual que una orquesta afina caóticamente antes de comenzar a tocar una sinfonía. Esto lo repiten tanto como para emanar un tufillo pretencioso.

También tiene un capítulo trampantojo, que se llama peces, que dura el doble y está ideado para ganar premios y llevarse alabanzas de la crítica profesional, donde las sobreactuaciones hechas a medida para tal o cual actor o actriz, caminan por el filo entre la gloria y el ridículo.

Y de postre solo queda imaginar a toda esa gente que trabaja en restauración, emocionada por la palmadita en la espalda que supone que una serie trendi dignifique al currela que hace bocadillos, vendiéndoles la milonga de que con dedicación y un tío rico, mañana podrían dar el salto a la alta gastrofusión culinaria, mezclando las croquetas de su abuela con alguna recetilla moderna del Youtube. Que bonito es soñar.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Complejidad
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Sentimiento
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Duracion
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Credibilidad
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Fotografía
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Dirección
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