Crítica de Takopi's Original Sin por MrPenguin

Si bien la infancia debería recordarse como una de las etapas más felices y despreocupadas de nuestras vidas, hay ocasiones en las que dichos recuerdos, por desgracia, distan demasiado de la realidad. Amargos recuerdos marcados por el acoso, el maltrato o la soledad que hacen que algo tan único como es la niñez, refugio intocable de toda nuestra inocencia, se convierta en una auténtica pesadilla de la que nunca, ni aun con el paso de los años, se acaba despertando del todo. Recuerdos resquebrajados en mil pedazos y en cuya triste concepción, aquí reflejada en la cruda situación que atraviesa la pequeña Shizuka, de tan solo 9 años, es donde aterrizará nuestro peculiar protagonista: Takopi, un adorable pulpo proveniente del «Planeta Feliz» que, haciendo uso de su avanzada tecnología extraterrestre, intentará que todos aquellos que alguna vez perdieron la sonrisa, por muy utópico que ello resulte, puedan recuperarla de nuevo. Una premisa que quizás recuerde en parte a 'Doraemon', solo que reimaginada aquí como un desgarrador retrato sobre la violencia doméstica, el desamparo infantil y, en definitiva, la falta de afecto y empatía.

A partir de tan demoledora propuesta, el anime nos va adentrando en una durísima historia donde incluso sus esporádicos destellos de humor, siempre a cargo de nuestro pulpo espacial favorito, terminarán por quebrarse ante el abrumador peso de la realidad. Takopi fracasa una y otra vez porque no es capaz de comprender, al igual que muchos humanos, que ayudar no consiste solo en ofrecer consuelo superficial, sino también en dejar de ver a las personas como meras víctimas —o verdugos, según el caso— para, en su lugar, tratarlas como seres complejos moldeados por las circunstancias. En tan solo seis episodios, la serie irá desarrollando ese concepto sobre una base principalmente dramática, llena de giros imposibles y, eso sí, bastante difícil de procesar a nivel emocional, aunque sin renunciar tampoco a la parte más luminosa de la vida. A esa que tanto debemos a quienes siempre se preocupan por nosotros, ya sean amigos cercanos o cefalópodos cósmicos, y cuya mera presencia es incluso capaz de iluminar, al igual que esta misma serie, nuestros más oscuros recuerdos.