Redactada: 2024-08-27
Esta primera temporada me recuerda bastante a The Royals, que me gustaba mucho hasta que la cancelaron, aunque es más adolescente, pero tienen puntos en común, no sólo la realeza.

El príncipe Wilhelm de Suecia ha estado toda la vida a la sombra de su hermano Erik, el heredero al trono, pero eso también le ha dado mucha libertad a la hora de hacer lo que quiera con su vida, hasta que se mete en un escándalo y le obligan a estudiar en un internado. Allí conocerá a Simon y se volverán locos el uno por el otro, pero una tragedia hará que todo explote por los aires y ese amor, que de por sí mantienen en secreto, se vuelva un imposible. Y es que Wilhelm se ve dividido entre lo que desea y lo que debe hacer, porque no sólo está el hecho de que ahora sea el primero en la línea de sucesión tras la muerte de su hermano, o que de por sí sería un escándalo, sino que además son de mundos muy diferentes. Aunque para escándalo lo que ocurre después y que pondrá a Wilhelm en una situación aún más complicada.

Lo mejor que tiene esta serie es que los actores de verdad parecen adolescentes, y se comportan como adolescentes, y sobre todo la química que desprenden los protagonistas, la intensidad de las miradas traspasa la pantalla. Esta primera temporada es bastante de introducción, y la trama no es el colmo de la originalidad, está todo bastante visto ya, pero me gusta la visibilidad que se le da a ciertos temas, sobre todo a través de Sara, la hermana de Simon. En general no deja de ser una serie de adolescentes montando fiestas, drogándose y teniendo sexo, con el añadido de la familia real sueca, el internado y la pareja homosexual, que en ese mundo lo pone todo patas arriba. Y la mirada final de Wilhelm a cámara deja claro que todo se va a alborotar aún más, así que deseando ver por dónde salta todo en la segunda.

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