Crítica de Fruits Basket por MrPenguin

En el juego conocido como 'fruits basket', todos los participantes forman un círculo con sillas excepto uno, que se queda en el centro del círculo y comienza a asignar nombres de frutas al resto de jugadores. Después nombra una fruta y todos aquellos que compartan esa misma fruta deberán cambiar de asiento, momento que el jugador central aprovechará para intentar ocupar una silla. 'Fruits Basket' utiliza esto como metáfora para desarrollar una emotiva historia sobre las posibles dificultades para encontrar tu lugar en el mundo o integrarse en un grupo, sobre los escollos que la vida nos pone por delante y sobre la aceptación de uno mismo y de aquellos que nos rodean, pero también sobre volver a levantarse, seguir adelante y derribar los muros que nos separan.

Afrontar cuestiones tan trascendentales no sería posible sin unos buenos protagonistas, y es ahí donde la serie brilla con luz propia, ofreciéndonos un enorme grupo de personajes lo suficientemente diferentes y bien desarrollados como para que cada uno de ellos represente un espejo en el que podamos ver reflejados aspectos de nuestra propia vida. A través de los miedos e inseguridades de estos personajes, 'Fruits Basket' nos recuerda que una mala cara o un mal gesto no definen a una persona y que todos llevamos cargas que a veces preferimos esconder a los demás. Así, 'Fruits Basket' se desmarca dentro del subgénero shōjo (palabra que significa "chica joven" y que se suele usar para referirse a animes de amoríos) para convertirse en un relato universal de amistad, amor y superación personal con el que cualquiera podrá sentirse identificado independientemente de su edad o género. Una historia para reír, llorar y, en definitiva, para sentir.