Navidad en casa

No sé qué opinión tendréis los demás, pero para mí las fiestas navideñas son como el yogulado: por cada cosa buena, hay una mala. Por un lado están los polvorones, las lucecitas y las pelis nostálgicas; y, por el otro, el consumismo excesivo, las aglomeraciones en los centros comerciales y, lo peor de todo, las cenas reconvertidas en interrogatorios del FBI donde tus tíos te preguntan por qué todavía no estás casado/a y por qué no tienes ya catorce hijos, treinta y cinco nietos y un chalet en la sierra. Y justo ahí es donde entra nuestra protagonista: Johanne, una treintañera que, cansada de los juicios inquisitivos de cada Navidad, decide encontrar pareja en tiempo récord para así llegar a Nochebuena con un novio que aplaque la sed casamentera de su familia. Una frenética carrera contrarreloj que hará que Johanne, perdida en el impredecible océano de las citas a ciegas y las apps de ligoteo, nos adentre en una divertida y emotiva espiral cargada de situaciones absurdas, giros inesperados y enseñanzas vitales.

Esa búsqueda del alma gemela, más condicionada por la presión social y familiar que por la propia voluntad de la protagonista, permite añadir una capa adicional de profundidad a una serie que, ante todo, es una sucesión de golpes de realidad con los que es complicado no sentirse identificado, especialmente si, como Johanne, estás en torno a la treintena y tu vida sentimental es un desastre. Y es que, más allá de sus geniales puntos de humor y de su irreverente deconstrucción de las sobreexplotadísimas comedias navideñas, donde 'Navidad en casa' brilla es justamente ahí, en diseccionar las relaciones amorosas, en analizar su verdadero valor fuera de cualquier tipo de imposición ajena y en colocarnos frente al espejo de nuestra propia realidad para comprenderla, aceptarla y, en definitiva, redescubrir la importancia de vivir la vida como nosotros queramos y no como los convencionalismos sociales nos dicten. Gran mensaje para esta reconfortante, cálida y entrañable historia que, como la propia Navidad, se pasa en un suspiro pero sabe llegar al corazón.

'Home for Christmas' es la gran apuesta navideña de este año. Una producción noruega que navega en el delicado mar de las relaciones amorosas y la peligrosa falta de las mismas. Johanne, una enfermera treintañera feliz con su vida, es constantemente presionada por su familia para que les presente a un novio antes de que se "le pase el arroz" o "se quede para vestir santos". Nuestra protagonista decide mentir y afirmar que ya tiene una pareja y que la llevará a casa por Navidad. Comienza entonces la odisea homérica para buscar un novio al que presentar a toda su familia. Con una premisa básica, enredos típicos y una acertada remasterización del ya clásico personaje de Bridget Jones, la serie resulta de lo más desternillante. Las situaciones en las que se envuelta Johanne son de lo más divertidas, esperpénticas y maravillosas. Una Ida Elise Broch borda el papel de esta mujer en plena crisis vital, en un momento delicado tras una dolorosa ruptura que todavía no ha cicatrizado y menos sanado; de modo que toda la historia es una mera excusa para salir del caparazón y volver a sentir algo que no sea pena por sí misma.
Una serie fresca, jovial y sensible.
En definitiva, altamente recomendable para degustar en este período navideño.

Update: la segunda temporada es tan buena como la primera (o más). Disfrutadla, es una serie que te calienta el corazón tanto como una taza de chocolate caliente con nubes ❤.

Navidad en casa es una de esas series que empiezas pensando “bueno, a ver qué tal”, y acabas con la ceja levantada preguntándote en qué momento todo se fue al traste: Ni Navidad, ni nada que se sienta a hogar. La premisa podría haber dado para una comedia ligera, con un toque navideño simpático, pero lo que te encuentras es un caos que ni Los Sims en modo libre.

Lo primero que me chocó fue lo forzadísimo que está todo. Las coincidencias aparecen una detrás de otra como si alguien estuviera escribiendo el guion con prisas y sin ganas: que si la repartidora resulta ser una cita anterior, que si la protagonista se cruza con su ex cinco horas después de cortar… Todo tan conveniente y poco creíble que desconecta. Y claro, cuando te sacan de la historia tantas veces, cuesta volver a entrar.

El comportamiento de los personajes tampoco ayuda. Hay escenas que te dejan pensando “esto en la vida real no pasa”. Una pelea en una fiesta que nadie detiene, un discurso con borrachera aplaudido como si fuera un acto heroico, gente que se lía sentimentalmente segundos después de situaciones absurdas… No sé, da la sensación de que intentan crear momentazos épicos y les sale una especie de teatro improvisado sin sentido.

Y luego están las escenas de sexo. Mira, yo no soy mojigata, pero aquí son tan gratuitas, tan torpes y tan fuera de lugar en una serie navideña, que lo único que consiguen es cargarse el poco ambiente acogedor que podría haber tenido. No aportan nada, no profundizan en nada y encima están rodadas sin gusto. Más que adultas, parecen metidas para rellenar minutos.

La protagonista podría haber sido carismática, pero entre silencios incómodos, diálogos flojos y personajes secundarios planos, todo pierde fuerza. Y el lenguaje malsonante, que está por todas partes, tampoco ayuda. Se supone que es una serie para desconectar, no para sentir que estás atrapada en un bar de mala muerte.

Yo quería algo cálido, algo que me hiciera sonreír un poco. Pero al final solo pensé: “¿En serio esto es lo que llaman espíritu navideño hoy en día?”.