Críticas de El circo volador de los Monty Python

Monty Python's Flying Circus es una obra maestra de la comedia que ha dejado un impacto duradero en la cultura popular. Con su estilo de humor absurdo y su sátira inteligente, los Monty Python se han ganado un lugar en el panteón de los grandes comediantes.

La serie es un ejemplo de la mejor comedia británica, llena de ironía y sofisticación. El reparto incluye a los famosos comediantes John Cleese, Michael Palin, Eric Idle, Graham Chapman, Terry Gilliam y Terry Jones, todos ellos con una gran habilidad para la comedia.

Monty Python's Flying Circus es una serie que no tiene miedo de romper las convenciones de la comedia tradicional. Su enfoque experimental y su falta de estructura clara la convierten en una serie única en su género. Los sketches a menudo parecen no tener conexión alguna, pero en realidad están conectados de alguna manera, ya sea por una broma recurrente o por un tema en común.

Además, la serie es un ejemplo de comedia atemporal, con chistes y situaciones que siguen siendo graciosos décadas después de su estreno original. Desde el famoso sketch del loro muerto hasta la parodia del Ministerio de Andares Absurdos, la serie sigue siendo una fuente de risas y diversión para una amplia audiencia.

Sin embargo, aunque la serie es admirada y apreciada por su humor innovador y su ingenio, también puede ser vista como una crítica a la sociedad británica y sus valores tradicionales. En muchos de sus sketches, los Monty Python desafían los tabúes y las convenciones sociales de la época, lo que a menudo llevó a la controversia y la censura.

En resumen, Monty Python's Flying Circus es una serie de comedia que ha dejado un legado duradero en la cultura popular, con su humor absurdo y su crítica social. Los Monty Python han demostrado que la comedia puede ser tanto inteligente como divertida, y que la risa puede ser una forma poderosa de desafiar las normas y las convenciones.

no hay más que decir

Pasa el tiempo y siempre sigue siendo un placer volver a revisitar esta serie. Vale la pena investigar incluso como llegó a producirse y como fue le inicio de algo más grande, de una carrera cinematográfica que vendría después.

Recuerdo verla por primera vez en un pase que hizo la FNAC y flipé. Ya conocía el resto de filmografía del grupo pero llegaba esta edición en formato VHS a nuestro país. Se produjo una catarsis colectiva entre los que estabamos allí, una risa continua con las situación más delirantes de unos actores en estado de gracia. Humor en estado puro mezclando el slapstick, los juegos de palabras, la interpretación corporal, los cambios de registros, personajes arquetípicos. Puede que pierda un poco el pulso la obra cuando John Cleese la abandona momentaneamente para dedicarse a "Falwty Towers", pero vuelve con fuerza para el final. Sí, es mi Python favorito, se nota. Aún recuerdo ir ahorrando para comprarme todos los VHS que salieron con la serie completa.

Una serie completamente recomendable que tuvo su resumen en la película "and now for something completely different" que aquí se llamó "Se armó la gorda" y con esa filmanción del espectáculo en vivo "Monty Python at the Hollywood Bowl"

Os dejo que tengo que ir a confundir al gato.

La verdad es que desconozco los motivos que llevaron a los Monty Python a elegir 'Flying Circus' como título de su programa, pero sin duda le viene que ni pintado. Bien sea traduciéndolo como «circo volador» o bien como «circo ambulante», el concepto no solo refleja perfectamente la naturaleza disparatada de su propuesta, sino también el carácter mutable de un espectáculo lo suficientemente impredecible como para no saber qué nos encontraremos en la siguiente escena. De entrada parecía un programa de sketches como otro cualquiera, solo que bañado en un constante tono de irreverencia que amenaza con retorcer todo aquello considerado como lógico para, en su lugar, reducirlo hasta el límite del absurdo. Cada sketch roza el surrealismo más absoluto, pero al mismo tiempo se mantiene coherente dentro de su universo y permite que escenas tan delirantes como la del curso de defensa personal contra fruta fresca, la del Ministerio de Andares Tontos o la de la Inquisición Española sean increíblemente divertidas sin por ello renunciar a un mínimo sentido argumental.

El resultado fue un programa completamente adelantado a su tiempo; uno que rompía con los moldes del humor más convencional, subvirtiendo los códigos habituales de la comedia y deformando la estructura clásica de los chistes. La mayoría de sketches ni siquiera tienen un remate final, sino que funcionan como una sucesión de pequeños y absurdos momentos que son los que conforman toda la gracia del gag en su conjunto. Tan rupturista fue esta fórmula que tardó bastante en calar entre el público de aquel entonces; algo que los Python también aprovecharon para lanzar algunos dardos hacia la sociedad británica de la época, hacia su idiosincrasia e incluso hacia las instituciones y la clase política. Nadie estaba a salvo de su ácida visión del mundo, de su tono nihilista ni de su genial forma de retratar las incoherencias del mundo moderno. Y es que, si la vida es un sinsentido, tanto los Monty Python como su particular circo son el ejemplo perfecto de cómo tomársela para no acabar perdiendo la cabeza: con mucha guasa y muy poca vergüenza.