Hablar de 'Secretos de matrimonio' es hacerlo de la que posiblemente sea la obra más personal de Ingmar Bergman, pues, si bien es cierto que el director volcó muchas de sus inquietudes en la mayoría de sus trabajos, aquí fue un paso más allá para desnudarse emocionalmente ante nosotros y adentrarnos en el complejo mundo de las relaciones sentimentales de una forma desgarradoramente íntima. No en vano, la miniserie, posteriormente recortada para su estreno en cines, toma varias de las experiencias personales del maestro sueco —como los problemas maritales de sus padres, su convulso historial matrimonial (se casó cinco veces) o su noviazgo con Liv Ullman— para analizar el progresivo deterioro, detallado con extrema minuciosidad, del matrimonio entre Johan (Erland Josephson) y Marianne (la ya mencionada Liv Ullman, quien nos da aquí una clase magistral de interpretación) a lo largo de los años.

No obstante, y pese al evidente cambio de temática, Bergman no renuncia a sus habituales preocupaciones existenciales, solo que las aborda desde un prisma diferente. La característica angustia vital del cineasta da aquí paso a la soledad y al vacío derivados de una relación insatisfactoria que, tras una fachada de apacible armonía, esconde una dolorosa decadencia marcada por el devastador auge de la rutina, la gradual muerte de la pasión, el peso de unas exigencias irrealizables y, sobre todo, el problema casi irreparable de la incomunicación. De hecho, Johan y Marianne hablan entre ellos constantemente, pero, sin embargo, ambos son incapaces de comprender todo lo que se esconde tras unas palabras que solo sirven para distanciarlos todavía más. Esas palabras, entregadas al servicio de unos diálogos tan honestos que duelen, se convierten así en el núcleo central de este apasionante análisis, quizás el más exhaustivo jamás filmado, sobre las infinitas complejidades de las relaciones de pareja. Para ver y reflexionar.