No deja de ser un procedimental al uso, dentro de ese género de series de policías donde hay un confidente externo a cada cual más curioso que el anterior. En este caso, Neal Caffrey es un ex convicto, un falsificador, ladrón y embaucador, con una labia que vuelve loco a cualquiera que se cruza en su camino. Precisamente por haber estado en ambos bandos, o estar en la línea entre los dos, sus métodos también rozan muchas veces lo ilegal o lo cuestionable, haciendo que los demás, FBI incluido, caigan en sus artimañas y se dejen llevar por los líos en los que les mete, pero qué es la vida sin un poco de aventura.
Al margen de los diferentes casos a los que se enfrentan en cada capítulo por separado o a lo largo de cada temporada, lo importante son los personajes y sus relaciones. El carisma de Neal Caffrey, magníficamente interpretado por Matt Bomer, llena la pantalla con cada aparición y esa sonrisa angelical que no augura nada bueno, pero no sería nada sin su relación con el agente Peter Burke, forman un tándem genial con una enorme química, sin olvidarnos del maravilloso Mozzie, que lo amo, o la encantadora Elizabeth, ni tampoco de Diana o Jones.
Pero claro que tiene cosas que te sacan un poco de ella, altibajos demasiado evidentes, muchos deus ex machina, personajes que sencillamente desaparecen (durante mucho tiempo pensé que Kate seguía viva y que volvería a aparecer, su salida fue un tanto extraña y repentina, o que volveríamos a ver al padre de Neal, pero tampoco se supo más), y en general todo sale demasiado bien y demasiado bonito, pero también hay momentos de drama, de tensión, de incertidumbre, y también unas cuantas risas y escenas emotivas.
La última temporada se siente un tanto precipitada, y es demasiado corta, no sé si la sombra de la cancelación andaba por ahí y la terminaron antes, o que se olía durante la temporada 5 y al menos pudieron darle un final, algo que se agradece, pero el último capítulo me ha gustado mucho, tiene de todo, y es un final bastante redondo. Además, quién dice que no pueda haber una continuación en algún momento.
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