Críticas de Night World

No cabe duda de que lidiar con las emociones puede ser un proceso realmente complicado, sobre todo en esas primeras etapas de la vida en las que todavía estamos intentando comprender el mundo que nos rodea. ¿Cómo entender nuestro complejo microcosmos interior cuando aún no somos capaces de enfrentarnos al exterior? Sobre esa pregunta y sus posibles respuestas se sustenta la base de 'Yoru no Kuni', una serie de cortometrajes de animación que giran en torno a varios momentos clave de la infancia, la adolescencia y los primeros años de la vida adulta. Concretamente, esos momentos se centran en Chiyo, una niña que debe afrontar la muerte de su perro; en Tsumugi, una estudiante que se siente desplazada por las nuevas amistades de su mejor amiga, y en Akatsuki, una joven que atraviesa una crisis personal al cuestionarse su capacidad para hacer lo que antes le apasionaba. Tres historias muy diferentes pero con un claro nexo común: el miedo a crecer y a perder todo aquello que dábamos por seguro.

Con ese trasfondo como escenario, la serie irá adentrando a sus personajes en un mundo paralelo conocido como "Night world", una especie de reino de la noche donde el número de estrellas varía según el pesar que arrastren los corazones de sus visitantes. Una clara metáfora de esa burbuja emocional en la que a veces nos encerramos y que, si bien puede ser un buen refugio temporal para gestionar el dolor y la pérdida, no deja de ser un agujero negro que no dudará en tragarse toda la luz a nuestro alrededor. Un sugerente juego de contrastes con el que 'Yuri no Kuni', a través de la mágica atmósfera de fantasía que su cuidado apartado artístico transmite, nos invita a un emotivo y nostálgico viaje hacia ese mundo de tinieblas en el que todos, en mayor o menor medida, hemos pasado alguna época de nuestras vidas. A fin de cuentas, la noche es inevitable y lo que importa es saber que, por mucho que su oscuridad se prolongue, siempre dará paso a un nuevo día.