Crítica de Upgrade (Ilimitado) por MrPenguin

Leigh Whannell, conocido sobre todo por ser el cocreador y guionista de sagas tan míticas como 'Saw' e 'Insidious', escribe y dirige 'Upgrade', un thriller de venganza y ciencia ficción con el que el director, haciendo honor a sus inicios, nos deja una entretenida historia con mucha sangre, un poco de gore y algún que otro dilema moral. Para ello, Whannell nos lleva hasta un futuro indeterminado donde la inteligencia artificial, la biotecnología y la robótica están tan integradas en la sociedad que su uso ha comenzado a reemplazar a buena parte de la mano de obra humana. En medio de ese escenario encontramos a Grey Trace, un mecánico de coches que se resiste a abandonar la era analógica y que, tras un fatídico accidente, acabará pasando por el quirófano para someterse a la implantación de un chip experimental. Una premisa que la película, siguiendo los códigos habituales del género, utiliza para poner sobre la mesa los posibles peligros de la dependencia tecnológica y los riesgos de un mundo en el que todo, incluyendo nuestras propias vidas, recayese en manos de las máquinas.

Sin embargo, más allá de las diferentes lecturas y críticas que el relato pueda encerrar, lo cierto es que 'Upgrade' es, ante todo, puro divertimento de principio a fin. Todo el pesimismo, la desesperanza y la frialdad de ese futuro tan poco alentador que la película nos plantea se difumina entre sus geniales coreografías de lucha, sus convincentes efectos especiales y su lograda estética cyberpunk. Whannell, recuperando parte del espíritu de clásicos ochenteros como 'Robocop' o 'Terminator', combina todos esos elementos y, sin renunciar a un pequeño hueco para la reflexión, nos regala este disfrutable festival de acción, adrenalina y violencia sin filtros. Una delicia para los amantes de la sangre y la ciencia ficción más palomitera.