Crítica de Stopmotion por gjulo

Redactada: 2025-04-26
Tocada por una tragedia que corta bruscamente uno de estos hilos/pilares fundamentales, Ella ve una posible oportunidad de realizarse por fin a través de sus creaciones artísticas. Pero la pérdida de rumbos provocada por un trastorno es demasiado grande, demasiado insuperable, y en lugar de curarse o definirse a través del arte, la joven pierde completamente la cordura, consumida por un descenso a los infiernos donde cada punto de apoyo hacia una posible salida parece desmoronarse, atrapándola un poco más en una oscuridad hecha de criaturas no tan inanimadas... El resultado es la primera película de Robert Morgan (que ha trabajado en el mundo del stop-motion durante unos treinta años, realizando varios cortometrajes aclamados), en la que «stop-motion» rima con un universo psicoanalítico poblado por «marionetas» que vampirizan obsesivamente la mente de la heroína hasta el punto de no retorno. Y, vaya, si el trasfondo de la historia no es el más original (la artista torturada que se pierde en su obra), las herramientas utilizadas para darle vida en la pantalla hacen un trabajo brillante para hacernos sentir lo más cerca posible de la atmósfera sombría de la jaula mental de la locura en la que Ella se ha encerrado. Los «impulsos» creativos de Ella dan lugar a una serie de malsanas secuencias en stop-motion, que luego se mezclan con una realidad en la que la luz literal del entorno, así como los escasos destellos de esperanza que le proporcionan sus pocos seres queridos, sólo se desvanecen en favor de la proliferación de los abismos de sus tormentos interiores. Se encuentra tan a gusto estéticamente con las representaciones angustiosas del mundo imaginario de su heroína como con los fragmentos de carne de la realidad cada vez más necesarios para su creación (la sombra de un tal Cronenberg se cierne sobre este aspecto), Robert Morgan también puede contar con el apoyo infalible de su excelente actriz principal, Aisling Franciosi, una baza inestimable para hacernos compartir visceralmente la ciega desesperación de una heroína engullida por su búsqueda de identidad. Espero que Robert Morgan opte definitivamente por asentarse en el formato largo, porque «Stopmotion» nos muestra a un cineasta que sabe sacar a relucir el desgarro humano a través de su propia gramática artística, donde el buen gusto de lo bizarro rivaliza con el de la emoción más íntima y devastadora, en la imagen de esta «simple» secuencia sobre las manos en una habitación de hospital, sinónimo en sí misma del constante aullido de angustia de Ella. Aun así, tampoco es tan desagradable como para producir desmayos en el espectador como he leído en algunas notas de prensa. Es la típica película aje o te gusta o te disgusta porque es rara, rara, rara que diría nuestro querido Papuchi.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Complejidad
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Duracion
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Credibilidad
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Fotografía
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Dirección
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