Crítica de Sputnik por crique

Película rusa de ciencia ficción y terror, en la que una joven psiquiatra rusa, sometida a juicio por sus controvertidos métodos, es reclutada por el ejército y llevada a una base secreta donde se aloja un cosmonauta recién llegado de una misión espacial, tras sobrevivir a un misterioso accidente del que no recuerda nada.
La historia rebosa de una innegable sensación de terror desde sus primeros momentos, y el telón de fondo de la época soviética no hace más que amplificarla. La primera mitad es tan emocionante como atrayente y ejemplifica el secreto (aunque si has leído la sinopsis ya lo sabes), la desconfianza y la corrupción dentro de los mandos soviéticos.
Un tema importante es la distinción entre ciudadanos prescindibles y no prescindibles, ya que los altos mandos no ven nada malo en alimentar a la criatura con los criminales, pero hacen todo lo posible por preservar la vida del astronauta y héroe nacional.
La ambientación de la época soviética y la estética están muy logradas para la historia que se cuenta, y muy bien acompañadas por la música, que tiene un profundo impacto en la eficacia del drama.
Los dos protagonistas transmiten una gran dinámica entre ellos, interpretando a la doctora (Oksana Akinshina) y el cosmonauta (Pyotr Fyodorov), que intentan comprender lo que ha sucedido y luchan contra las autoridades que tienen otros planes en mente.
En un momento dado, tenemos que dar un salto de fe con un fallo de seguridad enormemente improbable e incomprensible , para permitir que se desarrollen los acontecimientos, además de algunos bandazos antes de llegar al final, que nos lleva a un territorio más emocional, pero si disfrutas de un desarrollo lento y lleno de suspense es muy recomendable.