Crítica de Mis vecinos los Yamada por MrPenguin

Aunque solemos asociar a Studio Ghibli con la fantasía, no cabe duda de que su creativa fábrica de sueños siempre ha encontrado, además, un hueco especial para esas otras historias, también mágicas a su manera, que no hacen sino capturar toda la belleza de los pequeños momentos. De lo cotidiano. De todo cuanto da sentido a nuestra existencia y que Isao Takahata, mucho más alejado de castillos flotantes y criaturas legendarias que Hayao Miyazaki, volvía a abordar desde la disparatada perspectiva de los Yamada, una típica familia japonesa tan disfuncional como cercana a la que acompañaremos, a través de breves escenas de carácter doméstico, a lo largo de su accidentado día a día. Algo muy parecido a lo que 'Shin-chan' venía mostrando a lo largo de los años, solo que renunciando a ese tono tan gamberro para quedarse, en su lugar, con esa parte más cálida desde la que poder ser testigos, a medio camino entre el drama familiar y la comedia costumbrista, de las muchas peripecias, preocupaciones y dinámicas que vivirán nuestros peculiares protagonistas.

Basada en las tiras cómicas de Hisaichi Ishii, la película opta por mantenerse lo más fiel posible al tono del material original; lo cual acaba trasladándose tanto a su anárquica narrativa —pasando de una escena a otra sin una trama principal que las una— como, muy especialmente, a su curiosa y minimalista animación. Las formas se desdibujan y los colores se apagan al tiempo que cada trazo, difuminándose a medida que nos alejamos del foco principal, parece desvanecerse del mismo modo que lo hacen todos aquellos momentos, ya perdidos en la memoria como meros recuerdos borrosos, que se fueron quedando atrás con nuestra infancia. Instantáneas de toda una vida recogidas, como si de un viejo álbum de fotografías se tratase, en esta entrañable colección de viñetas animadas que, si bien puede acusar su carácter episódico en términos de ritmo, lo compensa a base de esos geniales destellos de nostalgia, tan universales pese al marcado contexto nipón, que tan bien logran reflejar esa gran pequeña aventura que es, aun con sus infinitas desavenencias, la vida en familia.