Crítica de Gran tiburón blanco por Lince
La película llega a la hora y media, pero le cuesta un mundo arrancar, eso sí, cuando lo hace hay muchos momentos que se ponen interesantes.
La premisa es muy sencilla, un grupo de chavales que quieren pasárselo bien roban un par de motos de agua, en plena adrenalina con la diversión y la velocidad, como buenos chavales descerebrados se vienen arriba y tienen un accidente entre ellos con las motos de agua muy estúpido dejando a uno de ellos con una herida bastante grave, lo cojonudo es que lo que no se esperan es que les acecha un tiburón que va a hacer el deleite del espectador.
Cargada de clichés y secuencias totalmente previsibles, con diálogos muy pobres y con alguna que otra secuencia algo surrealista o con alguna toma de decisiones absurda, intentarán hacer que el espectador consiga que se entretenga, y yo creo que ese mínimo que se le pide al largometraje lo consigue, incluso intenta buscar cierto realismo en algunas situaciones, como la desesperación de un grupo de chavales que sufren un accidente de motos acuáticas y uno de los chicos del grupo se encuentra gravemente herido y se ven con la angustia de tener que ponerlo a salvo en un entorno complicado debido a que están en medio del mar, totalmente incomunicados y con las motos de agua que no funcionan para poder salir de ahí, dicha situación consigue crear un entorno de cierta angustia.
Pero una vez metidos en situación, la película en algunos momentos se hace algo lenta, aunque las muertes y los sucesos de acción no están del todo mal, y se consigue cierto tono de tensión en el ambiente con secuencias de ataques algunas algo brutales.
Por otro lado, algo que también se agradece es que el escualo tiene un diseño más que decente, huyendo del cutrerío que nos suelen ofrecer este tipo de películas con el animal acuático.
La evolución de los personajes es prácticamente nula, debido a que los diálogos son excesivamente simplones, desgraciadamente el guion es un quiero y no puedo, una premisa interesante que luego no consiguen elaborar con un nivel notable, se queda todo muy en la superficie.
Y con respecto a las interpretaciones, son las típicas de actores jóvenes en películas playeras y de supervivencia de un gran tiburón, se defienden como pueden dentro de un guion simple y precedible.
En resumen, el largometraje del director James Nunn consigue entretener, cierto realismo en algunas situaciones, pero se queda corto en una idea que de primeras era interesante dentro del extenso catálogo de películas sobre tiburones, al final se queda en una más, ¿mejor que otras? Sí, pero nada que sea especialmente excelente. Obviamente para los amantes de este género es de visionado recomendado, y para los que no son amantes de este género, decir que no es de las peores, se puede ver.
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