Redactada: 2023-01-04
Olvida por un momento el título "El exorcismo de mi mejor amiga", que revela la naturaleza demoníaca del mal que asola a Gretchen, y lee el argumento de la película desde un punto de vista estrictamente racional: la analogía con una agresión sexual y sus consecuencias postraumáticas en la vida de una chica de instituto parece, desde luego, más que evidente.
Aunque este largometraje de David Thomas no es evidentemente el primero en utilizarlo en este sentido, este simbolismo dado a la posesión de una joven por un demonio es bastante inteligente, haciendo de la agonía progresiva de este fenómeno la traducción de su estrés postraumático y de las acciones a veces erráticas asociadas a él. La película hace de este discurso el núcleo de su narrativa e incluso lleva bastante lejos algunas de las ramificaciones de este paralelismo entre posesión y violación, tanto condenando a la América conservadora de los años 80 que prefiere ignorar los gritos de socorro de Gretchen (o los gritos de socorro de Abby por su amiga) tras las gafas puritanas dejando que el malestar de la víctima se vuelva de manera bastante despiadada contra sus compañeros de clase con la evocación de otros problemas encontrados a esa edad (el destino de una chica de instituto obsesionada por su peso dará lugar además a la secuencia más loca y original de todo el film).
En sí mismo, el planteamiento de la película y lo que pretende poner de manifiesto a través de esta horrible manera son, por tanto, bastante encomiables y están bien pensados. Pero dedica tanto tiempo a resaltar su doble sentido que al final casi se olvida de ofrecer algo más interesante que lo acompañe. Porque lo que se supone que es una comedia terrorífica, en realidad no convence en ninguna de las dos vertientes que su nombre sugiere (además, ¿era realmente tan buena idea abordar un tema así con un tono que pretende ser ligero?)
En términos de fantasía, el caso de posesión de la película se basa únicamente en las banalidades del género, como un caso exiguo sólo pensado para acomodar el discurso, y el lado cómico no sale mejor parado, limitándose a un humor bastante flojo en el que las absurdas/crueles acciones de Gretchen pueden arrancar eventualmente alguna que otra sonrisa (mejor no tocar el desgarrador caso del instructor de fitness religiosamente moldeado interpretado por Chris Lowell).
Quizás sólo la lectura de la película a través de los ojos de Abby, consumida por la culpa de haber traicionado a su BFF y obsesionada con la idea de recuperar su antigua relación, aporta algunos momentos un poco más conmovedores, pero son sobre todo mérito de las jóvenes actrices, investidas con la sensibilidad suficiente para hacernos sentir las consecuencias más emotivas de esta amistad problemática.
En definitiva, si estábamos dispuestos a entablar una bonita amistad con este "El exorcismo de mi mejor amiga" gracias a lo que tenía que contarnos, la película nos encerró en una especie de relación tóxica, gritándonos permanentemente a la cara la malicia de su premisa sin demostrarlo en la mayoría de sus otros aspectos. Es cierto que el tiempo pasado en su compañía no fue tan malo. Una película para pasar el rato.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Fotografía
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Dirección
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