Crítica de Coma por gjulo

Gran proveedor de guiones para Hollywood como novelista de ciencia ficción (Parque Jurásico entre otras), Michael Crichton se puso a veces detrás de la cámara (seis películas), sin duda convencido de que nunca se está mejor servido que por uno mismo. Para su segunda película, tras el éxito justificado de "Mondwest" (1973), adaptó "Coma", una novela de Robin Cook, escritor especializado en thrillers médicos, publicada un año antes. En un gran hospital de Boston, la muerte inexplicable de varios pacientes jóvenes y sanos alarma a un joven médico que inicia una investigación. Modesta en sus medios, Coma es, sin embargo, una película de suspense muy eficaz, gracias sobre todo a un guión bastante inteligente y a una heroína suficientemente original y entrañable. El patrón clásico de la literatura de Robin Cook es sumergir al lector en el mundo frío y desalmado de los grandes hospitales urbanos, donde la multiplicidad de procedimientos y el predominio de la medicina tecnológica sobre la humana propician todo tipo de abusos sobre unos pacientes convertidos en meros números. Michael Crichton, buen conocedor de las técnicas de la narración de suspense, no duda en trasladar a la pantalla la atmósfera de Robin Cook. Geneviève Bujold, armoniosa mezcla de fragilidad y determinación, ocupa toda la pantalla, eclipsando un poco a Michael Douglas, que solo está ahí para interpretar a los servicios públicos. Richard Widmark, con su inquietante suavidad, que estaba entonces en la última pendiente de su rica carrera. Un entretenimiento divertido e inteligente que deja con ganas de más.