'Kaguya-sama: Love is War' siempre ha destacado por ser un anime diferente y original, y, sobre todo, por serlo a base de subvertir los clichés más trillados de las comedias románticas, por su disparatada forma de parodiar las relaciones amorosas y por su audacia a la hora de desafiar las expectativas y los roles tradicionales de género. De hecho, el final de su tercera temporada podría haber sido el cierre definitivo de cualquier otro anime mucho más convencional, pero la obra de Aka Akasaka no es como las demás y por eso regresa con 'Kaguya-sama: The First Kiss That Never Ends', la esperada continuación de la serie y un paso más en la peculiar relación entre Kaguya y Miyuki. La película, dejando un poco de lado su característico humor absurdo (aunque sigue habiendo puntazos divertidísimos), adquiere un tono más serio para centrarse en las dificultades que surgen en la construcción de toda relación romántica, especialmente cuando todavía estás en pleno proceso de madurez y, por tanto, construyendo tu propia personalidad.

En ese sentido, la película se permite incluso el lujo de referenciar a 'Persona' de Ingmar Bergman, a su concepto de «máscara» y a cómo adoptamos diferentes facetas en función del contexto en el que nos encontremos. Esto se ejemplifica perfectamente en nuestros dos tortolitos protagonistas, tanto en Kaguya —una joven de clase alta criada en un entorno frío y severo— como en Miyuki —un muchacho humilde que consiguió llegar a la élite a base de esfuerzo—. Ambos llevan toda la vida ocultando su verdadero ser —ya sea como mecanismo de autodefensa o simplemente para encajar entre el resto—, y eso, en el contexto de una relación afectiva, se acaba traduciendo en un mar de inseguridades del que solo es posible salir a flote a base de autocrítica, comunicación, sinceridad y aceptación. Un gran ejercicio de responsabilidad emocional que añade un plus de madurez a la clásica combinación de humor, salseos y dramatismo adolescente de 'Kaguya-sama' y que, como reza el título, nos recuerda que hay primeros besos que nunca terminan porque, por suerte, siempre quedará algo por descubrir en el otro.

Aunque al anime no termina de adaptar estos últimos episodios del manga, creo que sus tres temporadas ofrecen un viaje mucho más que suficiente y logran un clímax final inmejorable. Es uno de los mejores animes de comedia romántica que se han hecho en los últimos años y con diferencia.

Por tanto, era algo reticente a esta 'Kaguya-sama: Love Is War -The First Kiss That Never Ends-' que si bien cumple ofreciendo una pequeña extensión de ese final, no es nada imperdible. Solo la recomendaría para los que se ven hasta los OVAs, para un usuario normal es prescindible ya que el anime ofrece un final notable.

Gran epílogo.

Termina una obra dirigida magistralmente en todos los aspectos, muy divertida y de lo mejor que recuerdo en película anime de romance.

Una pena que no sea redonda debido a lo mismo que le pasó a la última de kimetsu no yaiba. Son películas hechas a trozos que ni se dignan a quitar los openings y endings. Es un gran lastre.

Muchas ganas de que vuelvan a contar con este equipo en A-1. A ver que es lo siguiente que hará el director de animación Hiroshi Yakou.