Un notable ejemplo de ero-guro, género que Ishii cultivó sobre todo a finales de los sesenta. Película de episodios, tiene a la tortura como nexo y son tres historias separadas, para mi gusto mejor la primera, pero todas de innegable interés. La puesta en escena es muy realista, de notable calidad, sobre todo teniendo en cuenta su lejana fecha de producción. Cuidadosa observación de detalles y tratamiento del color.
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