Publicado en 1971, “El Exorcista”, la novela de William Peter Blatty, irrumpió como un fenómeno inesperado: más de trece millones de ejemplares vendidos solo en Estados Unidos, debates teológicos en televisión, y un eco cultural que trascendía el género literario. No era simplemente una historia de posesión demoníaca, sino una exploración brutal y dolorosa de la fe, la culpa y el miedo a lo inexplicable. Cuando Hollywood decidió adaptarla, los grandes nombres desfilaban por la lista de posibles directores: Stanley Kubrick, Arthur Penn, Peter Bogdanovich, incluso John Boorman, quien acabaría dirigiendo la infame secuela. Pero el propio Blatty, confiando en su instinto, eligió a William Friedkin. Fue una decisión tan arriesgada como inspirada: el documentalista convertido en narrador de lo invisible. Friedkin abordó el proyecto con una intensidad casi demoníaca. Su búsqueda del realismo rozó lo obsesivo: disparos reales en el set para provocar sustos, temperaturas gélidas para que los actores respiraran nubes de vapor auténticas, ensayos físicos extenuantes y decenas de tomas hasta conseguir una emoción exacta. Su perfeccionismo lo llevó a enfrentarse con el propio Blatty, con su equipo técnico y con los intérpretes. Pero en esa locura metódica se gestó uno de los rodajes más legendarios y más infernales de la historia del cine. Friedkin no quería filmar un cuento de terror: quería que el horror se sintiera real, tangible, cotidiano. El resultado fue un largometraje que trascendió su género. Lejos de los clichés de la época, “El Exorcista” no busca provocar sustos fáciles ni complacerse en lo macabro. Friedkin convierte la posesión de una niña en una experiencia casi documental del mal, una metáfora de la enfermedad, de la corrupción del cuerpo y del alma, y de la impotencia humana frente a lo desconocido. Desde sus primeras secuencias, “El Exorcista” nos sumerge en una atmósfera de incomodidad progresiva. La luz tenue, el ritmo pausado, los planos largos y el silencio pesante crean un espacio donde lo inquietante se filtra poco a poco. No hay prisa, no hay artificio. Friedkin deja que el mal se insinúe, que se cuele por las rendijas del hogar, por los sonidos de una casa que se enfría, por el rostro de una madre agotada que ya no sabe si su hija está enferma o condenada. El verdadero horror no está en la levitación o en el vómito verde, sino en la mirada de Chris MacNeil (Ellen Burstyn, conmovedora y quebrada) cuando comprende que algo le está robando a su hija y que la ciencia, la razón, la modernidad, ya no pueden ayudarla. Esa impotencia, esa pérdida de control frente al sufrimiento de un ser querido, es el núcleo emocional del film. Friedkin convierte lo sobrenatural en un espejo de lo humano. En el centro de esta tragedia está Regan, interpretada por una jovencísima Linda Blair. Lo que ella logra, con solo doce años, sigue siendo una proeza: pasar de la dulzura infantil a la monstruosidad absoluta sin perder del todo la inocencia que el mal corrompe. Blair no actúa: se entrega. Su cuerpo se convierte en campo de batalla, su voz (reforzada por la demoníaca interpretación vocal de Mercedes McCambridge) en el vehículo del horror puro. Junto a ella, Jason Miller encarna al padre Karras, un sacerdote y psicólogo devastado por la culpa, que duda de su fe al mismo tiempo que se enfrenta a la muerte de su madre. Su conflicto interior refleja el verdadero tema de la película: no la lucha entre el bien y el mal, sino entre la fe y la desesperación. Frente a él, Max von Sydow, envejecido magistralmente, aporta una serenidad trágica al padre Merrin, ese guerrero anciano que carga con la experiencia del mal como una herida incurable. Cada personaje en “El Exorcista” encarna una respuesta posible al misterio: la negación científica, la duda religiosa, la entrega desesperada o la aceptación fatalista. Friedkin no ofrece respuestas; las pone a convivir en un espacio donde ninguna certeza sobrevive. Visualmente, “El Exorcista” es una lección de composición y ritmo. Friedkin utiliza una puesta en escena austera, un estilo sobrio, controlado y esencial, evitando adornos o excesos visuales, lo que da a la película un tono serio, realista y profundamente inquietante: planos fijos, zooms lentos, cámara en mano antes del Steadicam, montaje seco y sin adornos. La secuencia del exorcismo, con su tempo casi en tiempo real, es una coreografía del desgaste, una batalla espiritual filmada como si fuera física. Cada repetición de la fórmula sagrada (El poder de Cristo te obliga) es menos un acto de fe que un grito de resistencia frente al sinsentido. La famosa música de Mike Oldfield, “Tubular Bells”, apenas aparece un par de minutos, pero su breve intervención ha quedado grabada para siempre en la memoria colectiva. Ese motivo hipnótico, repetitivo, casi clínico, refleja a la perfección el tono de la película: un terror frío, cerebral, que no busca asustar sino inquietar. Aunque su reputación la ha convertido en “la película más aterradora de todos los tiempos”, “El Exorcista” es mucho más que eso. Es una reflexión sobre la locura, la pérdida, la muerte y la fe. Es la representación del mal como enfermedad invisible, como espejo de la culpa humana. Es, también, una mirada lúcida sobre el misterio que rodea nuestra existencia. Friedkin no celebra la religión ni sataniza la ciencia: ambas se revelan igualmente impotentes frente a lo inexplicable. Su ambigüedad es lo que la mantiene viva. El mal podría ser demoníaco o psicológico, la posesión real o un colapso mental colectivo. Friedkin nunca lo aclara, y ese vacío interpretativo es precisamente lo que hace que la película siga perturbando medio siglo después. A pesar de los intentos fallidos de ampliarla o modernizarla (como la versión extendida de 2001 con sus innecesarios efectos digitales y explicaciones redundantes), el original conserva intacta su fuerza. Su crudeza, su ritmo contenido y su falta de complacencia la hacen única. “El Exorcista” no es simplemente una película de terror; es una obra sobre la fragilidad del alma humana frente al misterio. Friedkin no filmó demonios: filmó la desesperación. En su centro no hay sustos, sino preguntas; no hay redención, sino un reflejo oscuro de nuestra condición. Pocos largometrajes han logrado mantener ese equilibrio entre lo espiritual y lo visceral, entre lo humano y lo infernal. Medio siglo después, sigue siendo una experiencia cinematográfica inquebrantable, una meditación sobre el miedo y la fe que trasciende su tiempo y su género.Porque, al final, “El Exorcista” no trata del diablo, sino de nosotros, de nuestra necesidad de creer, de dudar, de buscar sentido incluso en la oscuridad. Y ahí radica su verdadero poder: en recordarnos que el mal más temible no siempre viene de fuera, sino de lo más profundo del alma.
Nota: Crítica reescrita y adaptada de un trabajo universitario que realicé sobre “El Exorcista”.
Trailer
Sinopsis
Regan es una niña de doce años víctima de fenómenos paranormales como la levitación o la manifestación de una fuerza sobrehumana. Su madre, aterrorizada, tras someter a su hija a múltiples análisis médicos que no ofrecen ningún resultado, acude a un sacerdote con estudios de psiquiatría. Éste está convencido de que el mal no es físico sino espiritual, es decir, que la niña es víctima de una posesión diabólica. Por eso, con la ayuda de otro sacerdote decide practicar un exorcismo.
Dirigida por William Friedkin 132min 1973
El 85% de expertos la han valorado positivamente con una media de 7,5
Sinopsis
Regan es una niña de doce años víctima de fenómenos paranormales como la levitación o la manifestación de una fuerza sobrehumana. Su madre, aterrorizada, tras someter a su hija a múltiples análisis médicos que no ofrecen ningún resultado, acude a un sacerdote con estudios de psiquiatría. Éste está convencido de que el mal no es físico sino espiritual, es decir, que la niña es víctima de una posesión diabólica. Por eso, con la ayuda de otro sacerdote decide practicar un exorcismo.
Ficha técnica:
- Título original: The Exorcist
- Director: William Friedkin
- Página oficial: theexorcist.warnerbros.com
- Guión:
- Duración: 132 minutos
- Trailer: Ver trailer
- Estado: Estrenada
- Año: 1973
- Fecha Estreno: 1973-12-26
- Género: Terror
- Idioma original: Inglés
- Estudio: Hoya Productions Warner Bros. Pictures
- Presupuesto: 12.000.000 $
- Recaudación: 441.306.145 $
- País producción:
Trailers
Behind The Scenes: Different Versions of The Exorcist
Modern Trailer
Intro
Georgetown
Ouija Board
Raising Hell
The Old Place
No Spasm
Posession
Shaking Bed
What's Wrong with Her
Private Exorcism
Filth
Blatty
What's Best for Your Daughter
Notes
Original Theatrical Trailer
The Exorcist Wins Adapted Screenplay: 1974 Oscars
"The Exorcist" at 45: The Version You've Never Seen
"The Exorcist" at 45: The Origin
"The Exorcist" at 45: Casting Linda Blair
"The Exorcist" at 45: Fire on Set
"The Exorcist" at 45: Ellen Burstyn's Perspective
"The Exorcist" at 45: The Challenges
The Exorcist Wins Sound: 1974 Oscars
2011 Governors Awards: Linda Blair on Dick Smith
Alec Gillis on Dick Smith
Rick Baker on Dick Smith
4K Ultra HD Extended Preview
The Demon Inside Regan
4K Ultra HD Official Trailer
Possession
‘The Exorcist’ Director William Friedkin Has Never Made a Film for Himself | TCMFF 2023
THE EXORCIST Official Trailer [1973]
Quentin Tarantino on The Exorcist
Esta película pertenece a una saga
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Pocas películas pueden presumir de ser tan icónicas e influyentes dentro de su género como 'El Exorcista', obra clave en la historia del cine de terror y, a título personal, una de las que más mal rato me han hecho pasar en toda mi vida. Los motivos detrás de su éxito y su prestigio son casi innumerables, pero si hubiera que destacar algunos de sus puntos fuertes me decantaría por unos fantásticos efectos visuales muy adelantados a su época, por su genial uso del maquillaje y, sobre todo, por el buen equilibrio existente entre el drama familiar —encarnado en la preocupación que una madre siente por los extraños síntomas que presenta su hija— y el terror sobrenatural en que desencadenará todo conforme vayan avanzando los minutos. El escenario perfecto para que William Friedkin (director) y William Peter Blatty (guionista y autor de la novela homónima en la que se basa la película) dieran forma a una siniestra y a la vez maravillosa atmósfera donde seriedad, verosimilitud y canguelo se dan la mano en perfecta armonía.
Por supuesto, y como todo clásico que se precie, la película tampoco se ha librado de un gran número de detractores que la acusan de ser lenta o de estar desfasada para los estándares del terror actual. No es mi caso, desde luego, pues me sigue causando casi tanta impresión ahora como la primera vez que la vi siendo un niño, quedando traumatizado a la tierna edad de 10 años (¿Por qué me dejaste verla aquella fatídica noche, mamá?). En cuanto a su ritmo, creo que en este caso está más que justificado que vaya cocinándose a fuego lento, propiciando así que la tensión aumentando progresivamente mientras pasamos del interesante vaivén de pruebas médicas inicial al posterior e inquietante exorcismo que, además, acabará culminando en un inolvidable clímax final que ya forma parte de la historia del cine. Porque pasarán los años y surgirán nuevas películas de terror, pero dudo que volvamos a sentir los mismos escalofríos que supone entrar en la habitación de la pequeña Regan al ritmo del Tubular Bells de Mike Oldfield.
Toda una experiencia que nadie debería perderse.
Valoraciones en tu crítica:
Dentro del género de terror el tema de los exorcismos no es de mis favoritos, pero esta película es el indiscutible título de referencia. Su iconografía forma ya parte de la cultura popular y, aunque después se ha parodiado mucho la imagen de Reagan, es indudable que en su momento tuvo que impactar por los temas que trata y su puesta en escena.
La atmósfera es muy oscura y cada vez más asfixiante, y el uso del maquillaje y la BSO son espectaculares.
Valoraciones en tu crítica:
La película que inventó un género. No sé cuántas películas van específicamente de exorcismos, ni cuantas películas tiran de ese recurso para alguna escena, pero ninguna es mejor que esta primera película, la clave para que sea así? La atmósfera, no es peli de sustos, si no de crear un ambiente cada vez más tenso y malrollero conforme avanza la peli.
Personalmente, no me gusta este tipo de cine, sencillamente no me lo creo, o como queramos expresarlo, pero esta peli aporta suficientes elementos más allá de un cura echando agua bendita a la muchacha, y es lo suficientemente rica para haber sido tan imitada pero nunca mejorada (salvo detalles que aporten el presupuesto)
La banda sonora es grandiosa, la tuve de tono de llamada cuando estaba en el instituto xD
Y como añadido que quizá no le interese a nadie, estuve en la famosa escalera del final de la peli, y debo decir que la fachada de esa casa no es como la del cartel, las cosas del cine =D
Valoraciones en tu crítica:
Críticas recientes
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Cuando hablamos de El Exorcista, entramos en un terreno donde el terror no solo se siente, sino que te atraviesa. Es una de esas películas que no te deja indiferente; te toma de los hombros y te sacude sin piedad. La atmósfera, desde el inicio, está cargada de un malestar que te prepara para lo peor, y aún así, te sorprende en cada esquina.
No es solo el miedo lo que define esta película, es cómo te enfrenta a preguntas más profundas: ¿qué cr...
Siempre se dice que El exorcista es la pelicula más terrorifica de la historia, y yo no se si podemos afirmar eso porque es algo muy subjetivo, pero papeletas tiene. El maquillaje siempre me ha parecido brutal, e incluso los efectos creo que han envejecido bastante bien para el año en el que se hicieron. Es que esta peli es del 73, es increible.
Pero aparte de la parte más visual, que es algo que otras pelis más modernas han podido mejorar, d...
La pelicula de terror que más mal rollo me ha dado en todo mi vida, y que me sigue dando todavía ahora. Me parece que está muy bien hecha porque se va tomando su tiempo para ir aumentando la tensión, primero con esa madre que no sabe que le pasa a su hija, haciéndole distintas pruebas médicas para ver si descubren algo, y luego ya con todo el tema de la posesión.
Los efectos y el maquillaje creo que han envejecido muy bien, en parte porque al ...
Como película y clásico del terror ha envejecido a las mil maravillas, ahora como película de terror per se tal vez ya no tanto.
Con esa evolución de la atmósfera hacia un clima cada vez más perturbador y demoníaco, acompañado de unos efectos prácticos magníficos. Mis padres se casaron con Tubular Bells de Mike Oldfield, pero es un tema que después de escucharlo en esta película no hace más que causar inquietud. Así de bien está construida es...
La película es tan buena que después de verla varias veces a lo largo de mi vida y de los años que tiene me sigue dando terror y me entretiene.
Película única dentro de su género y que inspiró a otras muchas. Tan terrorífica como la propia novela de William Peter Blatty, a día de hoy sigue poniendo los pelos de punta, por las escenas o por los misterios que envolvieron a su rodaje. La banda sonora dejó también su huella, es imposible escuchar Tubular Bells sin acordarte de la película.
Curiosidades
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