
Kate Bosworth
Mina Murray
Conduciendo de regreso a su propiedad apartada después de reunirse en un bar local, un jugador que busca anotar piensa que su hermosa y misteriosa cita será otra conexión casual. Mientras se conocen, su coqueteo se vuelve juguetón, sexy y siniestro. Con la esperanza de tener suerte, es posible que su suerte se haya acabado.
Un buen tipo. Una noche, en un bar, la joven por la que está locamente enamorado le dice que tiene que volver a casa en taxi, y Hap, como es natural, se ofrece a llevarla en coche a su enorme propiedad perdida en medio del campo. Evidentemente, encantado por el carácter esquivo de esta posible conquista, la actitud «caballerosa» de este ejecutivo de nivel medio también (y principalmente) se alimenta de la esperanza de pasar la noche con la bella desconocida y contar todos los detalles al día siguiente a sus compañeros de trabajo para impresionarlos.
Tan embriagado por esta idea (y por el alcohol de la velada), Hap no se da cuenta de que él mismo está cayendo en las fauces de una trampa implacable...
Sin embargo, entre el castillo de aspecto gótico que da un sabor reconocible a la atmósfera de la película, el hecho de que esta desconocida parezca florecer tan bien en el frescor nocturno o ciertos nombres que no tratan de engañar, hay muchas pistas que delatan de inmediato lo maléfico que se esconde detrás de las sonrisas de este encuentro. Pero lo esencial no está ahí, y sin duda ahí radica el pequeño golpe de genio de «House of Darkness»: aprovechar la mecánica de una película con giro argumental para estructurarla no en torno al efecto sorpresa que debería derivarse de su revelación final (respecto al anfitrión del lugar y otros participantes), sino en torno al camino que conduce a ella con el fin de delatar poco a poco toda la toxicidad más o menos consciente de su personaje principal hacia el género femenino.
Convencido de ser un hombre totalmente normal, Hap se verá constantemente sacudido por los comentarios nunca inocentes de su conquista de una noche, que amplifican cada vez más sus contradicciones para revelar los deseos primarios que se esconden detrás de esa imagen tan «inofensiva» que él mismo se ha forjado. En este sentido, a través de diálogos y situaciones que se desarrollan en un escenario casi teatral (pero sin olvidar nunca mantener la tensión que implica la horrible incógnita de la verdadera naturaleza de sus protagonistas femeninas), la película de Neil LaBute se divierte rompiendo la máscara del hombre que se cree moderno, y, por lo tanto, muy superior a sus instintos más bajos, hasta hacerla implosionar en el momento en que precisamente aquellas que provocaron esas grietas hacen caer la suya, llevando al paroxismo la dimensión de cuento negro feminista del largometraje (los dos paneles con los que se abre y se cierra están ahí para subrayarlo) durante una secuencia de enfrentamientos narrativos sencillamente asfixiante y concebida como el verdadero clímax del conjunto (el horror más gráfico de los últimos instantes, por cierto muy logrado, no es en definitiva más que la consecuencia lógica).
Respaldada por la perfecta interpretación de un Justin Long visiblemente siempre dispuesto a convertirse en la encarnación de la parte masculina reprimida menos brillante y las de sus compañeras del sexo opuesto, tan pérfidas como enigmáticas a la hora de poner de relieve el carácter ambivalente de su presa, «House of Darkness» vuelve a poner en el punto de mira a Neil LaBute, al que creíamos perdido desde hacía tiempo en producciones olvidables, por su agudo sentido de la escritura sobre las relaciones entre hombres y mujeres en un dispositivo francamente ingenioso. Por supuesto, al largometraje le faltan algunos peldaños más que subir para aspirar a un estatus mayor, y es incluso seguro que muchos solo verán en él una película encerrada en un túnel de diálogos que concluye con un giro demasiado previsible, pero para los demás, que se sumarán y se dejarán seducir por este enfoque muy bien pensado de poner al descubierto los defectos masculinos, por desgracia demasiado a menudo inmutables, «House of Darkness» resultará ser una gran sorpresa, situándose fácilmente entre las mejores de las numerosas obras del género post-#metoo por su forma original de exponer el núcleo de su discurso feminista.
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