Un Donald convertido en una réplica de Fred Astaire en un corto muy musical tiene problemas para quedarse a solas con Daisy. Esta vez ha cambiado la rivalidad con Chip y Chop por las travesuras de sus sobrinos.
Pero al menos por una vez hay un buen final para él, el pobre es tan patoso y tan gruñón que la alegría de Daisy hace contraste.
Mi Opinión / Critica de Pato Donald: El amor es cosa de dos
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