Provocadora como pocas, 'A Serbian Film' siempre logra colarse entre los primeros puestos en cualquier lista de las películas más perturbadoras de la historia y, una vez vista, no es difícil entender el porqué. No tanto por ser visualmente explícita en lo que propone —donde es más o menos suave— como sí en todo aquello que sugiere y que, en cierto paralelismo con la propia película, será tan capaz de destrozar la mente más cuerda del mismo modo que hará con la de nuestro protagonista, Milo, una ex estrella de porno que decide, no sin cierta reticencia, aceptar un último trabajo a cargo de un misterioso y adinerado desconocido. A partir de ahí, Milo irá descendiendo poco a poco hasta los infiernos más extremos del cine X underground al tiempo que la película, en consonancia, va adquiriendo un tono cada vez más salvaje y grotesco.

El punto de partida es sin duda interesante; la ejecución no tanto. Al final no queda muy claro si se trata de una denuncia velada a ciertas prácticas humanas que ocurren mientras la mayoría vivimos en la ignorancia, si es morbo por el puro placer de ver barbaridades o si tiene un poco de ambas, pero digamos que la película parece quedarse a medias en todos los aspectos. No llega a arriesgarse en el plano gráfico ni tampoco en el crítico, de modo que ni recompensará a los que vengan buscando grandes dosis de violencia, tortura o gore ni dará el material suficiente para un posterior debate tras su visionado. Personalmente le doy el 5 y no porque crea que se merece el aprobado, sino precisamente porque ese juego ambiguo que propone entre lo desagradable y lo morboso funciona realmente bien y es tan capaz de causar la mayor de las repulsiones como, de igual modo, de mantener al espectador pegado a la pantalla de principio a fin. Y es que se podrán decir muchas cosas —y no precisamente bonitas— de 'A Serbian Film', pero que deje indiferente no es, desde luego, una de ellas.