Me puse a ver esta película esperando una tonta comedia de pareja dispareja para desconectar el cerebro y lo que me he encontrado es una comedia dramática en el que los protagonistas casi no interactuan.

En lo que a comedia se refiere no está mal. No es que me haya reído especialmente a lo largo del metraje, pero logro apreciar más ingenio en los diálogos aunque no me acaben de hacer gracia que en otras comedias en las que tampoco me he reído demasiado.

El humor es básicamente en lo referente a diálogos más que a las propias situaciones o acciones de los personajes, y mucho se basa en comentarios críticos acerca de Dublin, los ingleses y así por delante. Hay algo de humor sobre consumo de drogas por parte del protagonista y su madre, y también en torno al sexo, pero nada que quede demasiado facilón.

Los personajes me han sorprendido porque aunque eran lo que esperaba (el miembro de la Garda que no sigue las normas y el agente del FBI que sigue en manual al dedillo) tienen más profundidad que los estereotipos que tienen como base. Especialmente Boyle, quien tiene el típico caracter de tipo duro que no sigue las normas pero con corazón de oro, pero planteado de una manera más seria; mientras que Wendell, aunque no profundizamos casi en él porque el POV está en el otro personaje, llegamos a ver tiene sentido del humor y no es el típico personaje que sigue las normas y parece un robot.

La historia aunque resulta entretenida, tampoco da para tanto porque es de estas en las que nos plantean que no solo los espectadores conocemos la identidad de los antagonistas, sino que también los personajes, así que hay una sensación de que todo lo que pase antes de su captura es relleno.

Aunque lo peor es lo que comentaba antes: el como los protagonistas casi no tienen interacción; la justa y necesaria para que en el clímax no quede raro que trabajen juntos para atrapar a los criminales, pero que en otras obras seria la cantidad de interacción que encontraríamos en el segundo acto, o incluso en el primero.

Sin duda, lo más raro del film es el momento en el que añaden un product placement de Penguin Classics en mitad de un diálogo haciendo que la portada de un libro de la editorial aparezca ocupando toda la pantalla.

En definitiva, es uno de estos films que podría haberse llevado más nota si no me sintiera engañado por la sinopsis, y que debes ver no esperando la típica comedia de polis, sino algo que intenta ser más serio. Aunque la clave es el «intenta», porque tampoco acaba funcionando el tono con el que pretende trabajar, y sin llegar a provocar disonancia, sí hay momentos extraños cuando el film deja de lado la comedia.

Una comedia a la irlandesa con un policía irlandés muy peculiar y un humor negro muy ingles o irlandés en este caso. Haber la película esta bien y tiene algunos momentos pero poco mas, el humor no me llamo mucho la atención la verdad aunque se agradece el ver rostros conocidos como sir Davos de juego de tronos y la extraña pareja que hace el irlandés con el detective del FBI.

Reconozco que puedo ser algo "rarita" en lo que a humor se refiere, y que según el día que tenga, hay cosas que pueden hacerme muchísima gracia o parecerme la mayor tontería. Hoy esta supuesta comedia negra, me ha hecho más bien poca gracia. Quizá otro día...
Brendan Gleeson interpreta a una versión irlandesa de Torrente, un policía de pueblo, racista, alcohólico y que frecuenta a prostitutas, que debe colaborar con un estirado agente del FBI en un caso de tráfico drogas.
Además de Gleeson tiene un buen reparto (Don Cheadle, Mark Strong, Liam Cunningham) que en ningún momento brilla más que el verde paisaje de Irlanda. El principal atractivo de la trama es el contraste entre dos agentes muy diferentes y sus encontronazos, ya que el caso en sí no tiene nada de novedoso, la trama no engancha y el trío criminal está bastante desaprovechado. La acción tampoco es su punto fuerte exceptuando los últimos minutos.
¿Qué tiene de bueno entonces? Los paisajes, algunos buenos diálogos y que es corta y cuando te empieces a aburrir ya habrá acabado.

Vamos a ser políticamente incorrectos.
Se acabó la mojigatería.
Vamos a dejar a un lado las formas y nos vamos a comportar como auténticos analfaburros, que ni una cosa ni la otra pero me gusta la palabreja.
Y nos lo dejan muy claro desde el principio, para que no haya ninguna duda. Nuestro protagonista ya con la primera mirada y el primer acto ya se concede el crédito de impresentable. Y se beneficia de la ronda de chuches 'gratis', todo un crack.
Brendan Gleeson un policía que más de pueblo no puede ser se encargará de que no nos perdamos ni un solo gesto ni un solo comentario, porque la verdad es que no tienen desperdicio. Y no lo llamaría humor negro, más bien humor sin filtros, o humor a quemarropa . Porque dispara contra todo lo que se mueve, sin miedo a censuras.
Posiblemente en América ni se hubiese estrenado, ya sabemos como se las gastan de puritanos los yanquees.
Y particularmente se rien del género policiaco de investigación, al menos en sus inicios coge 'Seven' como referente para bombardearla a gusto.
Don Cheadly es el agente del FBI y claro, un afroamericano para acabar de liarla.
La música de Calexico le sienta genial, con esa mezcolanza tan fina que utiliza la banda americana. Suenan a western moderno.
No esperéis encontrar un guión elaborado o una trama interesante y retorcida, es todo muy simple porque solo le interesa la guasa.
Tranquilamente se podría haber llamado Desmadre a la Irlandesa y no The Guard ( El guardia) o El Irlandes como aqui la han traducido para no complicarse la vida.