Pues estamos ante una de las sorpresas del año... una película pequeña, hecha con mucho cariño, que sabe contar una historia que, cambiando sus protagonistas, hemos visto mil veces.
La historia no cuenta nada que no hayamos visto hasta la saciedad, pues el cine norteamericano gusta de contarnos esos logros de equipos de high school, en la especialidad que sea (y mira que las hay absurdas) hasta el punto de constituir en sí mismo un subgénero, a ser posible basado en hechos reales. En este caso es la competencia de un modesto grupo de adolescentes del extrarradio de Miami en certámenes de ajedrez.
Entonces ¿qué tiene el filme de Leguizamo de sorprendente? Pues la pasión con la que Leguizamo nos hace partícipes de sus personajes, el modo que tiene de implicarnos en sus historias, el tono social y reivindicativo que permean sus planos y los sentidos parlamentos que el director se reserva para sí mismo. Está bien, eso no es lo suficientemente novedoso para justificar mi valoración, lo acepto. Pero Leguizamo ha tenido la virtud de saber trasladarme a mis tardes de instituto, aquellas que pasábamos en la cantina jugando ajedrez, sin reloj, porque en mi instituto de extrarradio no teníamos para eso, y las competencias las organizábamos los alumnos entre nosotros, porque nunca hubo torneos provinciales, ni regionales y si los hubiera habido, un instituto como el mío nunca hubiera participado. Me ha llevado a aquellos días en los que pensábamos en ajedrez y buscábamos en las bibliotecas públicas aperturas, gambitos y jugadas de grandes maestros. Me ha llevado a recordar que no he vuelto a jugar desde aquellos días y he rememorado el placer que se sentía ante aquellas 64 casillas jugando entre amigos.
La dirección de Leguizamo no es perfecta, deja más de un cabo suelto y algunas historias secundarias se pierden en un callejón oscuro que no merecían, dejando al espectador con la decepción de no saber cómo se resolvieron, pero su capacidad de evocación y su discurso seguro y eficaz, compensan esas deficiencias. Una película muy agradable, sabiendo que estamos ante un género muy trillado, que espero que os guste.