Críticas de Ojos de fuego

Película muy mala. Tiene fallos de guión. Interpretaciones pésimas . Horrible final

Si quieres sentir el dolor de una quemadura de tercer grado en tus genitales, ¡aquí tienes la nueva adaptación de "Firestarter" (alias "Ojos de fuego" en castellano) basada en la novela homónima de Stephen King! La primera versión cinematográfica de 1984, protagonizada por una joven Drew Barrymore, ya había fracasado a la hora de conquistar a las masas, ¡pero esta entrega de 2022 lo hace aún peor! Hay que admitir en su defensa que, dada la multitud de historias de seres con superpoderes perseguidos por las autoridades que se han hecho con el poder, la historia de Charlie, una niña con dones piroquinéticos perseguida por una misteriosa agencia gubernamental en compañía de su padre, corría el riesgo de haber perdido gran parte de su originalidad con el paso de los años, pero ingenuamente imaginábamos que el estilo de Stephen King, en particular el cuidado puesto en los retratos psicológicamente dañados de sus protagonistas (y el más desviado de todos, John Rainbird) o su manera de transmitir el impacto de los poderes a través de las palabras, podría ser una bendición para un director encargado de volver a poner imágenes al lenguaje de este mundo imaginario, de tono obviamente más oscuro que otros. Y Keith Thomas, autor de una bella y pesada atmósfera en su primer largometraje de terror 'The Vigil', no parecía la elección más torpe para asumir esta misión tras la cámara... Pero no nos iremos más por las ramas, ya que al final la desilusión es total. Ni siquiera nos da tiempo a ver cómo se encienden unas cuantas brasas incandescentes en pantalla antes de que "Ojos de fuego" descargue sobre nuestras cabezas el equivalente a toda una vida de duchas heladas con el desastre que representa. Además de los cambios que no añaden absolutamente nada constructivo al largometraje, rápidamente nos damos cuenta de que la historia de la novela ha sido destripada con el único propósito de ceñirse al esquema más rudimentario de una escapada fantástica, donde los personajes reducidos a simples marionetas unidimensionales (las motivaciones reescritas de algunos han llegado a ser totalmente risibles, pobre Rainbird...) parecen destinados únicamente a establecer un impresionante recuento de parrillas humanas y otras víctimas de la manipulación telepática a su paso. En resumen, todo lo que podría haber hecho que "Ojos de fuego" destacara en el mundo de los fugitivos con habilidades sobrehumanas ha sido simplemente borrado en favor de la trama más monótona del género, absorbiendo todas las emociones transmitidas por los personajes de la novela en la nada guionizada de su anodina adaptación. Y si contaban con Keith Thomas para marcar la diferencia en lo que a dirección se refiere, no han tenido suerte: es una sombra de lo que fue, a años luz de la prometedora personalidad que vimos en The Vigil", al frente de un largometraje que sólo podemos imaginar que fue encargado y vendido con la única idea de asociar oportunistamente los nombres de King y Efron como cabezas de cartel.

Aparte de una sección final en la que el equipo de rodaje parece haber tropezado con una vieja caja de luces de neón de colores y pensó que sería una buena idea ponerlas por todas partes para dar un poco de identidad a los efectos visuales (spoiler: no, no lo es), "Ojos de fuego" se esfuerza por estar formalmente en sintonía con la pobreza de su historia. Incluso cuando hay algunos atisbos de la relación padre-hija en su corazón, la película se complace maliciosamente en sacrificar estos momentos por el desenlace más fácil, sinónimo de un cansado conjunto de especificaciones donde se favorecen los torpes efectos especiales digitales para pasar de una ejecución piroquinética olvidable a otra (la capacidad de "empujar" mentalmente casi se aprehende mejor en la pantalla, eso es mucho decir). En medio de todo esto, sólo queda una pequeña llama de esperanza de la omnipresente banda sonora de John Carpenter (no es su mejor trabajo, incluso está al borde de ser una caricatura de lo que hemos llegado a esperar de él) para dar a toda la película un vago sabor ochentero, pero los esfuerzos del maestro son, por desgracia, vanos ante el desastre.
Con la inutilidad de esta nueva adaptación, la productora da la impresión de haber ordenado a Charlie quemar las páginas de la propia novela de la que surgió y, al mismo tiempo, reducir a cenizas la incipiente carrera de Keith Thomas (esperemos por su futuro que tenga sangre de fénix, porque será difícil recuperarse de un golpe como éste). Es un completo fracaso, que llega incluso a provocar en el espectador el deseo de prender fuego a toda esta producción termostática irremediablemente inerte.

Esta película se queda totalmente a medio gas. Premisa interesante, pasan cosas pero como si no pasara nada porque te deja muy indiferente. Que yo agradezco que solo dure 90 minutos pero es todo demasiado apresurado. No estableces ningún tipo de conexión con ningún personaje. Lo que sí da gusto es escuchar la banda sonora.

Empieza interesante pero se va convirtiendo poco a poco en una peli de serie B.