Cuando Juan sale de un centro psiquiátrico donde ha estado hospitalizado durante mucho tiempo, decide mudarse a la casa de su madre fallecida, cuya herencia está en disputa.
Título maldito del cine español desde el momento que su prometedor director, Claudio Guerín (tío de José Luis Guerín, para más señas) murió en un accidente durante su filmación en el mismo set de rodaje. La historia iba ya de maldiciones y muertes más o menos truculentas cuando tuvo que finalizarla Juan Antonio Bardem para poder ser exhibida. Muy del tono de cine de terror psicológico de la época, recuerda a 'La residencia' de Ibáñez Serrador en su espíritu y hasta en ese naturalismo algo pretencioso en su forma de narrar. Se me hizo un poco cansina, algo farragosa, la verdad.
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