Basada en la novela de Émile Zola "L'Assomoir". Narra los graves problemas de Gervaise, una joven cuyo marido es alcohólico y que, sin embargo, hace todo lo posible por mantener unida a su familia.
Decir antes que nada que "Gervaise" es un melodrama clásico. Hasta podría hablarse de un típico melodramón sino fuera porque la película es clásica en cualquier sentido pero, en todo caso, está bien trabajada, es un producto destacable y, en algunos momentos, hasta sobresaliente. El clasicismo de "Gervaise" empieza por estar basada en una novela de Émile Zola, nombre de referencia de la narrativa francesa de todos los tiempos, así como estructurada bajo el exquisito cuidado de quizá la más fructífera pareja de guionistas de cualquier época (1940-1975), los grandísimos Jean Aurenche y Pierre Bost. Remata la firma de uno de los realizadores más adecuados para este drama y también en su mejor momento, René Clement, otro gran clásico. Y ya la conjunción de nombres en su reparto, empezando por una magnífica Maria Schell, no pueden sino componer un título de referencia, entre los mejores del cine francés de los cincuenta, lo que no es decir poco.
El cuidado al detalle, a la atenta y siempre difícil recreación literaria, es uno de los puntos fuertes de la película, pues para nada parece quedarse a medias en cuanto a esfuerzo descriptivo, por mucho que alguna secuencia parezca alargada en exceso posiblemente debido a esta causa o, por lo contrario, concluida de manera algo brusca. Cierto es que las repetidas desgracias de la heroína que da título a la novela y a ésta, su posterior versión fílmica, llegan a rozar la maldición pero, lo dicho: ¡ojalá todos los melodramas tuvieran tamaña veracidad!
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