Críticas de Sin límites

La transformación de Feo Cooper a guapísimo Bradley Cooper, es muy satisfactorio, además de estar muy acertado en su papel. La sensación tras ver la película es que el personaje podría no ser escritor y funcionar igual, cosas mías.

Muy entretenida.

Está bastante bien , echas un rato muy entretenido, es un no parar, y el señor Cooper se sale

Hoy en día aspirar al éxito total no es una opción. Los caminos que llevan a la cima son sinuosos y están repletos de trampas. El esfuerzo y la rectitud no aseguran en absoluto alcanzar las metas y por tanto es normal que surjan películas como ésta. Tiene como base una interesante idea que, aunque descabellada, no deja de ser una posible realidad en algún futuro: una pastilla que garantiza un atajo seguro hacia el triunfo y la autorrealización más completa. Pasar de ser un canalla destrozado a ciudadano respetable de la noche a la mañana, controlando tu propia vida y manejando los hilos a tu voluntad.

Neil Burger dirige Sin límites a partir de la novela The dark fields, escrita por Alan Glynn. El resultado es un film que entretiene de manera satisfactoria, pero no se complica con una trama muy rebuscada. La película se sostiene durante su primera hora gracias a la dirección de Burger, que se adapta muy bien a la hora de transmitirnos cómo se siente el personaje principal cada vez que toma NTZ, es decir, esos viajes alucinógenos. El director opta por el camino visual, encontrando recursos originales y efectivos que reflejan con acierto los progresivos delirios de grandeza del protagonista.

Hay algunas imágenes deslumbrantes: cuando ingiere la medicina milagrosa y se convierte por unas horas en el hombre que le gustaría ser, comienza a escribir la novela que nunca iba a empezar y empiezan a llover, literalmente, letras a su alrededor mientras teclea a toda prisa la historia que tanto se resistía a salir; aquí nos encontramos ante una bellísima metáfora sobre la inspiración.

Sin embargo, luego ya no resulta un efecto tan llamativo y se convierte en algo más en la cinta. La calidad técnica es pasable, pero sin llegar a la admirable fotografía que pudimos ver en El ilusionista.

En cuanto al reparto: Bradley Cooper, protagonista y también productor ejecutivo, interpreta a su personaje con la convicción suficiente como para resultar creíble; Cooper no se queda corto en los cambios de aspecto y su paso por los distintos estados de la adicción resultan increíbles.
El prota cuenta con la compañía de un elenco secundario en el que lo más destacable es Robert De Niro, quien nos presenta un personaje muy interesante, corrupto y ambicioso, que le viene como anillo al dedo, aunque por supuesto, no es el papel de su vida.
Después de ver la película nos surgen dudas sobre ciertos personajes que no aportan nada a la trama, como la novia de Bradley Cooper interpretada por Abbie Cornish.

Nos encontramos ante un buen cine comercial, una obra digna, honesta, amena, aunque no cuenta con diálogos brillantes. Da al espectador las dosis necesarias de intriga y acción. Incluso hace que reflexionemos y nos pongamos en la piel del protagonista: si tuviéramos una pastilla milagrosa, ¿quiénes de nosotros nos resistiríamos a probar sus efectos? Respondiendo a esa simple pregunta, descubriríamos cómo somos cada uno. Se trata de toda una tentación...

¡¡Spoiler!! A lo largo del film ves decaer de tal forma al protagonista, que parece que el bajón acabará con él y todo lo que ha conseguido; su muerte parece inminente, ¡pero nunca llega! Me pareció muy acertado y poco previsible que el protagonista acabe triunfando, que logre ser "el puto amo". Este tipo de desenlace va en contra de las lecciones morales de Hollywood, donde el crimen siempre se paga, y me gustó mucho que optaran por un final atípico. Fin del Spoiler.