Críticas de La espía roja
Londres, Inglaterra, mayo de 2000. La pacífica vida de la anciana Joan Stanley se ve repentinamente perturbada cuando es detenida por el Servicio de Inteligencia Británico y acusada de proporcionar información a la Rusia comunista durante los años cuarenta.
Recordaba cuando dieron la noticia hace unos años, me pareció curioso ver a una mujer tan mayor frente a la puerta de su casa leyendo un comunicado en que reconocía haber compartido secretos de estado con los rusos en la segunda guerra mundial.
A parte de darme la oportunidad de saber por qué lo hizo, la película tiene un dinámico ritmo en que pasa del interrogatorio inicial de finales de los 90, o principios de los 2000, a imágenes de su juventud en la universidad y luego con el grupo de matemáticos y científicos con que colaboró para desarrollar la bomba atómica. También la época hace que se luzcan trajes y calles londinenses, por supuesto.
De todas maneras se queda en una película correcta y fácil de ver, pero a la que le falta algo para que me convenza.