La vida del escritor de libros infantiles Stephen Lewis da un giro de 180 grados cuando, durante una compra rutinaria en el supermercado, pierde a su hija Kate, de cuatro años.
No es una de las mejores películas que haya protagonizado Benedict Cumberbatch, para ser sincero. La historia tiene demasiados puntos negativos, sobre todo el desarrollo de la misma, y un ritmo infumable que no termina en buen puerto para los personajes ni para el espectador. Todo ello sin contar el final tan “descabellado” que nos han mostrado.
Soy de lo más consiente que muchas personas sentirán un poco de odio sobre quien ha podido escribir esta película. Sin embargo, con la actuación de Benedict y de Kelly vamos observando a dos personas experimentar la angustia y la impotencia de haber perdido a su hija .
Una idea de lo más fantástica dentro del género de drama, pues consigues a dos actores que pueden transmitir cualquier sentimiento al espectador. Sin embargo, se limitan a ofrecernos un final que... no sabría catalogarlo. Solo decir que destroza toda la película.
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