Críticas de Desde Pekín con amor

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Tras el robo de un gigantesco esqueleto de dinosaurio, los altos mandos de la policía china deciden asignarle el caso al agente más incompetente de la plantilla: un carnicero de pueblo que se pasa el día bebiendo martinis y que sueña con ser el nuevo James Bond. Con un arsenal de gadgets realmente inútiles y con un contacto que intenta matarlo constantemente, el agente deberá encontrar el esqueleto y averiguar quién le está poniendo palos en las ruedas desde dentro.

1994
94 min
Acción Comedia

RESEÑAS Y VALORACIONES DE Desde Pekín con amor

✪ Crítico estelar ✪
PTG 111
5 / 10
Debo reconocer que de vez en cuando me gusta ver alguna buena fumada fílmica de dudosa calidad, pero hacía tiempo que no veía una tan loca como la ofrecida por 'Desde Pekín con amor', una disparatada parodia de James Bond a la hongkonesa realizada con mucha guasa, muy poquita vergüenza y ningún sentido del ridículo. Por si fuera poco, el artífice de este proyecto no es otro que Stephen Chow —conocido por otras comedias como 'Shaolin Soccer' o 'Kung Fu Sion'—, quien aquí ya comenzaba a demostrar su gusto por el humor absurdo, las situaciones surrealistas y los protagonistas con pocas luces que, pese a su inutilidad contrastada, deben adoptar el rol de héroes. Chow toma una buena dosis de todo eso, muchos guiños a las etapas de Sean Connery y Roger Moore como agentes 007, una pizca de dinomanía —'Jurassic Park' se había estrenado el año anterior— y un poco de crítica hacia la China continental y, como resultado, nos regala un delirante cóctel donde casi cualquier cosa, por demencial que resulte, tiene cabida.

Como punto negativo, lo cierto es que 'Desde Pekín con amor' no tiene mucha historia de dónde rascar y, de hecho, por momentos parece más bien una sucesión de sketches inconexos que una película como tal. La trama avanza sin pena ni gloria cuando no hay momentos cómicos, aunque cuando estos llegan es complicado que no te arranque alguna sonrisa. Momentos como los de la pistola-trampa, la extracción de la bala o los diferentes gadgets a cargo del Q hongkonés ya justifican la existencia de esta demencial parodia que, eso sí, será más disfrutable cuanto más seguidor del cine de espías en general y del de James Bond en particular se sea. Un auténtico desfase cinematográfico que, aun sin ser la octava maravilla del mundo, cumple con su propósito de ridiculizar al agente secreto más famoso del mundo. Aprobado para la película y para el rango de Stephen Chow como agente 006'95: licencia para matar... de la risa (a veces).

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