
Tim Curry
Dr. Frank-N-Furter
Cuando una pareja regresa de la boda de unos amigos, estalla una violenta tormenta y el coche se les avería. Así las cosas, no tienen más remedio que refugiarse en un castillo, donde el doctor Frank-N-Furter vive entregado a la fabricación de una especie de Frankenstein.
Sin haber visto la película hasta hoy, he visto menciones y referencias a ella en muchos sitios, versiones (en Glee hicieron su propia versión, por ejemplo), un montón de cosplay... Incluso el logo de los labios lo he visto también versionado de mil y una maneras. Y ya conocía la estética, y la historia, e incluso la banda sonora, cantando la pegadiza Let's do the time warp again.
Insisto, todo eso sin haberla visto, y eso ya significa algo, que es una película mítica que supuso un antes y un después, y que fue muy importante por lo que representa y sobre todo por la época en la que la hicieron. Porque es un referente en muchos aspectos, tanto en la estética como en la visibilidad del colectivo.
Así que sólo me quedaba verla, y es el musical más random que he visto nunca, pero qué maldita genialidad, con una estética glam al más puro estilo Halloween, con tonos oscuros y a su vez el rojo más brillante, con efectos totalmente setenteros pero no ha envejecido nada mal (he visto películas de los 90 que están mucho peor). La banda sonora es maravillosa, no he parado de bailar durante toda la película y me lo he pasado como una enana. Y Tim Curry está ex-tra-or-di-na-rio.
Y la locura se hizo musical. No locura en lo que a pérdida de la cordura se refiere —aunque un poco también—, sino locura como forma última de liberación. Como celebración de lo diferente. Como el abandono definitivo de cuantos prejuicios, tabúes y estigmas lastraban y, por desgracia, siguen lastrando a nuestra sociedad y que 'The Rocky Horror Picture Show', llevando a la gran pantalla la comedia musical homónima de Richard O'Brien, escenificaba en un festivo canto a la diversidad y, a su vez, en uno los títulos más representativos del movimiento contracultural de finales de los 60. La ruptura final del conservadurismo más lacerante a través de los ojos de Brad y Janet, dos jóvenes enamorados cuya promesa de llegar vírgenes al matrimonio, mucho más ligada a las imposiciones morales de la época que a sus verdaderos deseos, comenzará a tambalearse cuando, en plena noche de tormenta, acaben llegando a un extraño castillo donde todo aquello que la sociedad acepta como normal será, paradójicamente, lo verdaderamente extraño de esta peculiar historia.
Jim Sharman, quien venía de triunfar con ese otro musical de culto que fue 'Jesucristo Superstar', rescataba así ese espíritu subversivo de la obra de O'Brien y lo proyectaba en un vistoso espectáculo repleto de excesos, diversión y muy poco —o ningún— sentido del ridículo. Lo raro se normaliza y lo aparentemente común, como la, en teoría, idílica relación entre Brad y Janet, se retuerce bajo el irreverente prisma de ácida sátira impuesta por el estrafalario Dr. Frank-N-Furter, un extravagante científico que tratará de seducir a cuantos curiosos incautos —espectadores incluidos— se crucen ante su carnavalesco desfile de excéntricos acompañantes. Todo un homenaje al cine de terror y ciencia ficción de serie B reimaginado, a su vez, como una transgresora reivindicación de la libertad sexual en clave de ópera rock, con una banda sonora sencillamente maravillosa y comandada por la imponente voz de un arrollador Tim Curry como perfecto maestro de ceremonias. Una experiencia audiovisual única, diferente y, por muchos años que pasen, tan rompedora y necesaria ahora como lo fue en su momento.
'The Rocky Horror Show' tiene el honor de ostentar la categoría del musical más bizarro que hayas podido ver en toda tu vida. La acción comienza cuando una pareja de recién casados sufre una avería en plena carretera y deciden acudir al castillo cercano en busca de ayuda. Allí conocen al Doctor Frank-N-Furter quien está obsesionado con la creación de un verdadero Frankenstein. Lleva años trabajando en este ideal y les presenta a su particular "monstruo": Rocky Horror. Es a partir de este momento cuando la pareja comienza a sospechar que algo macabro ocurre en la estancia al ser testigos de varias situaciones surrealistas como el cabaret transexual, la metamorfosis del Doctor para mantener relaciones sexuales con ambos miembros de la pareja, asesinatos sangrientos y experimentos cuestionables.
Una obra totalmente transgresora para ser concebida en 1975 y que supuso una gran reivindicación para el colectivo LGTBI con un Tim Curry absolutamente magistral. Un musical por el que no pasan los años que tiene la habilidad de arreglarte un mal día, un mal mes y casi un mal año (el 2020 no cuenta).
Empezaré diciendo que no soporto los musicales.
El que se pongan a cantar porque si, con caras de felicidad, sin armonía.
Los hay muy buenos y no los voy a enumerar, pero este, este es la madre!!!!
Si hace poco opinavamos de GlamRock, pues este Show lo es.
Un puro desmadre, pura transgresión. Vamos a darle la vuelta a todo.
No apta para los públicos sensibles o no dispuestos a perder la vergüenza.....
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