
Shauna Earp
Sadie
Cuando la luz se apaga y la ciudad se dispone a dormir, dos fuerzas emergen. Son invisibles para nosotros excepto por el poder que ejercen en nuestros sueños. Estos dos grupos combaten por nuestras almas en nuestros sueños. Una de ellas da soporte a nuestras esperanzas y nos da fuerzas para tener sueños placenteros y la otra nos lleva hacia la desesperación en nuestras pesadillas. Hay otras fuerzas en el mundo que desconocemos, entre ellas un brutal mercenario llamado Ink, que tiene la misión de ser quien nos traiga las pesadillas, pero él tiene su propios propósitos que nadie conoce. Esta noche la ciudad duerme, pero la niña de 8 años Emma despierta en el mundo de los sueños. Antes de que pueda recobrar el aliento, es raptada por Ink de su cuerpo durmiente. Ink llevará a la niña por las muchas dimensiones del mundo de los sueños mientras que los que dan el sueño utilizan todos sus recursos para liberarla. (FILMAFFINITY)
Después de ver The Frame y quedarme gratamente sorprendida por la frescura y ambición de ideas que tiene Jamin Winans me decidí a ver la que fue su primera incursión cinematográfica: Ink, una peliculita indie de fantasía pero muy muy indie rozando lo amateur que parece hecha con 2 chapas de Coca-Cola pegadas con chicle. De hecho, al principio parece un telefilm y mientras avanza nunca se quita del todo ese regusto pero cada vez va molando más porque a este director le importa una mierda no tener pasta, él va a contar la película que quiere contar tirando de inventiva y descaro. Se trata de una especie de fantasía urbana algo oscura en la que aparentemente existen dos facciones, como la luz vs la oscuridad, que batallan en el terreno de nuestros sueños: les incubus son quienes trabajan para crear y alimentarse de nuestras pesadillas mientras que les storytellers son el lado luminoso que nos da esperanza y crea historias y sueños positivos.
La película camina todo el rato en un fino alambre entre lo cringe y lo brillante. El reparto parece sacado de un grupo de teatro local donde hay un poco de todo, con algunas actuaciones muy malas y momentos sonrojantes (el grupo ese de 4 luchadores superheroicos que luchan contra los incubus da un poco de vergüenza ajena) y otras algo mejores. La actriz que hace de Liev mejora bastante al resto con ese papel entre protector y maternal y sorprendentemente la niña protagonista no es la que peor actúa y cumple. Pero llega un punto en el que pasas esto por alto y te importa poco porque el director tira en todo momento de creatividad para sortear los obstáculos que el escaso presupuesto pone a sus ambiciosas ideas. A donde no llega el dinero llega la imaginación. Es increíble lo que se puede llegar a hacer con unos trajes de esos de plastiquete que usan en las pescaderías, una máscara de Cyrano de Bergerac y un ordenador en un garaje para editarlo todo y jugar con la narrativa.
Es cierto que más o menos a mitad de película ***contenido con spoilers*** pero eso no le resta interés si tienes ganas de ver cómo el director es capaz de seguir planteando la trama. Ink es una suerte de quasimodo oscuro y andrajoso y el inicio de la peli da hasta mal rollo con esos seres pesadillescos visitando por la noche a las personas que duermen (si alguna vez has tenido terrores nocturnos o parálisis del sueño ojo, que dan hasta miedete). A partir de ahí Winans empieza a crear una narrativa fragmentada en la que inteligentemente salva los muebles y construye imágenes visualmente potentes y con personalidad. Incluso las escenas de lucha son bastante decentes con trucos de cámara que evitan que no se vean cutres a pesar de no contar supongo que con especialistas para coreografiarlas.
Al final, ¿de qué va Ink? La interpretación más evidente que nos da la película es que en este mundo onírico existen 2 bandos más allá de nuestra realidad física e incluso del tiempo que juegan con el destino de nuestras almas. ***contenido con spoilers*** Wienen demuestra que las narraciones, les contadores de historias, son uno de sus fetiches (igual que posteriormente volvería a tratar en The Frame) y que el mundo que construye puede ser más de lo que explícitamente se cuenta.
Ink es una película a la que constantemente puedes sacar errores y fallos porque es de muy bajo perfil pero el atrevimiento, la valentía y la imaginación de Winens para mí sobrepasan con creces sus problemas. En The Frame ya se podía notar el pequeño salto de calidad que da Winens a poco que tenga un poquito más de recursos, pero en Ink ya podemos ver todo su potencial. Si es capaz de hacer estas cosas con 2 euros y tanta cutrez mediante, solo puedo imaginar a donde podrían llegar sus ideas si tuviese los recursos de un gran estudio. ¡Dadle más dinero, cojones!
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