Críticas de El manantial

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Gary Cooper es un arquitecto vanguardista en desigual lucha con el mundo. Su deseo de demostrar tanto su talento como el valor del individuo frente a la masa se mezcla con una tórrida y compleja historia de amor en este atípico melodrama, ejemplarmente rodado por Vidor con toda la pasión y el pulso narrativo que le caracterizan. Impresionante banda sonora de Max Steiner y magníficas interpretaciones para una obra maestra del género, de interés especial para los amantes de la arquitectura -los proyectos de Cooper se parecen sospechosamente a los de Frank Lloyd Wright-.

1949
114 min
Drama Romance

RESEÑAS Y VALORACIONES DE El manantial

Crítico honorable
PTG 1
8 / 10
Una película fantástica, llena de falacias, completamente irracional, completamente desquiciada, con mensajes importantes que no deben ser leídos por personas mediocres.
The Fountainhead es un delirio sociópata de Ayn Rand: La película gira en torno a Howard Roark, un arquitecto talentoso que se ve aquejado por el estilo hegemónico por el cual la arquitectura gira, el paradigma es uno y todo lo que se aleje de él es juzgado por quienes poseen el poder de la opinión publica, donde la propuesta arquitectónica de Roark no encaja, cuando esta no deja de ser muy superior.
La película trata del poder, como se manipulan a las masas y como esas masas rechazan el individualismo, el talento o la objetiva superioridad de ciertos individuos. El problema de la película es que se basa en el libro homónimo de Ayn Rand, y Rand es una hipócrita monumental. El personaje de Roark cree que el tiene talento, y que el tiene un talento que supera todo juicio, toda mejora. El quiere ver sus obras a imagen y semejanza de lo que el plantea, algo que esta muy bien, pero que se contradice absolutamente con la realidad. El apela a eso, pero no tiene en cuenta que sus él no pone ni un solo ladrillo en sus edificios. No lo construye él, los construyen otros, si esos otros pensaran de la misma forma que él, Roark no hubiera construido nada. Cree que su talento es natural, negando de forma infantil que sin todos los siglos de arquitectura, sin las universidades, sin el estudio científico de los materiales y a física, él no existiría, y mucho menos sus edificios, sin tocar el tema del Capitalismo, obviamente, sin la explotación y la plusvalía. Se puede aprender mucho del texto de Roark, pero no de su persona, un ser extraordinariamente egoísta y ajeno a la realidad.

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