La búsqueda desesperada de la inmortalidad del Rey Luis XIV le lleva a capturar una sirena para robarle su energía vital, un hecho que se complica todavía más cuando su hija ilegítima descubre a la criatura.
Se nos presenta y se narra como si fuera un cuento de hadas, y tiene elementos para serlo. Una joven huérfana, abandonada en un convento, es llevada a un lugar de ensueño, la corte del rey, con unos paisajes preciosos, grandes lujos y gente muy fashion que no tiene nada mejor que hacer que cotillear y mirar por encima del hombro, y claro, el rey resulta ser su padre, todo muy conveniente. Pero allí además encontrará una sirena, la eterna lucha entre religión y ciencia, la búsqueda de la inmortalidad, otra eterna lucha entre querer elegir y las obligaciones de la corte y amor verdadero, además de aventuras.
Tiene muchos elementos para ser una historia bonita de fantasía con algo de aventura, con la típica historia de amor de fondo, pero es bastante plana e insípida y se hace incluso larga. Además es previsible de principio a fin y los efectos los pagaron con lo que cuesta una bolsa de pipas, cero dudas.
Tampoco sé si la elección de Kaya Scodelario es la mejor, porque entre eso y partes de la banda sonora, además de la sirena, ya no sabes si estás viendo un spin off de Piratas del Caribe o una secuela de bajo presupuesto, además de que tiene la misma expresividad que una almeja y nunca me ha gustado. Y qué decir de Pierce Brosnan con esa melena y esa ropa fardando de belleza y conquistas, creo que soñaré con esa imagen durante mucho tiempo. También tenemos a William Hurt en el que imagino sería su último papel o uno de los últimos, muy triste despedirse con esto, y Pablo Schreiber que da miedo con esa caracterización.
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