Críticas de Aloha

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Un contratista en materia de defensa, Brian Gilcrest (Bradley Cooper), supervisa el lanzamiento de un satélite desde Hawai junto a una piloto de las Fuerzas Aéreas, Allison Ng (Emma Stone), por la que comienza a sentir algo. Además en la isla se reencontrará con el viejo amor de su vida, Tracy Woodside (Rachel McAdams), ahora casada y con dos hijos.

2015
105 min
Drama Comedia Romance

RESEÑAS Y VALORACIONES DE Aloha

5 / 10
Primeramente, esta película sufrió acusaciones de white-washing (Emma Stone no es precisamente la primera persona que te viene a la cabeza como representante de la comunidad hawaiana, y el origen chino-sueco-hawaiano de su personaje sigue siendo un punto de fricción), un correo electrónico de Sony en el que los ejecutivos del estudio predicen un gran fracaso para la película debido a la debilidad del guión, las duras críticas estadounidenses, un mega fracaso en la taquilla de EEUU., y estrenos en la gran pantalla en distintos países cancelados y sustituido por una distribución VoD furtiva... hacen que la gente tenga las mismas ganas de verla que de encerrarse en un sótano sin luz con lobos hambrientos... Sin embargo, es una película de Cameron Crowe. El tipo detrás de Solteros, Jerry Maguire, The Fighter, Casi famosos, Vanilla Sky o incluso Elizabethtown. Y luego, está este increible reparto: Bradley Cooper, Emma Stone, John Krasinski, Rachel McAdams, Bill Murray, Alec Baldwin, Danny McBride, Ivana Milicevic.... ¡Por Dios, no puede ser tan mala con semejante equipo!
Después de verla, uno sólo puede concluir que Aloha es un fracaso. Pero no un fracaso que quieras encerrar a todos los miembros de la producción en una cárcel norcoreana, no, simplemente... un fracaso. Esta sensación de que algo no funciona, que no va bien, no abandona la película hasta los créditos finales. Y, sin embargo, en medio de toda esta torpeza general, hay algunos momentos buenos (e incluso muy buenos), ingenuos, pero no por ello menos sinceros y que hacen que esta sea una película innegablemente entrañable. El metraje empieza de forma catastrófica e inmediatamente pone de manifiesto su principal defecto: la imposibilidad de enlazar los tres temas principales de la historia para formar un todo en forma de viaje sentimental. De forma bastante clásica, la historia del héroe soltero (Cooper) dividido entre un viejo amor (McAdams) y un nuevo amor (Stone) es lo que mejor funciona. Ahora bien, esta idea de intentar contarla junto con una subtrama demasiado simplista sobre el lanzamiento de un satélite privado, unida a un homenaje a la rica cultura hawaiana, nunca cuaja. El destino del protagonista se vincula burdamente a los mitos hawaianos por mediación de un niño apasionado por estas leyendas o por el ambiente tan particular del famoso archipiélago. Resultan una o dos escenas bonitas (el paseo por la selva o el miniconcierto de los lugareños), no obstante, la combinación deseada se construye de un modo tan aleatorio que rara vez nos lo creemos. Si renunciamos rápidamente a dar crédito a la globalidad del tema, Aloha se convertirá poco a poco en una "película de momentos", momentos luminosos tocados por la gracia que sólo un cineasta como Crowe puede hacernos experimentar sin la menor pizca de cinismo. Los primeros pasos accidentados de un encuentro amoroso (Bradley Cooper irresistiblemente atraído por el devastador encanto de una desarmante Emma Stone), el enfrentamiento con un amor dejado de lado durante años (Rachel McAdams, brillante, como siempre), una mini ruptura en un restaurante donde hay de por medio un sombrero con gafas de sol incorporadas, un baile desenfrenado entre Emma Stone y Bill Murray, las estruendosas apariciones de Alec Baldwin, las hilarantes escenas de silencio entre el héroe y el marido de su ex (excelente John Krasinski) o una secuencia final de reencuentro tan conmovedora, ¡hay de todo esto en Aloha y aún más! Este dios musical que es Crowe lo envuelve como siempre con una brillante banda sonora que ya quisiéramos que fuera la de nuestra vida y, al final, la película consigue superar todos sus numerosos defectos para hacer aquello para lo que fue concebida: llevarnos durante algo menos de dos horas a una pequeña nube hawaiana en la que se entrelazan muchas sonrisas y alguna que otra lágrima. Lejos de ser la catástrofe anunciada, Aloha es sólo una película torpe que probablemente quedará como la más floja de Cameron Crowe.


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