Críticas de El luchador

Asistimos extrañados durante dos décadas a la degradación de un sex-symbol como Rourke, pensando que algún virus había afectado a su cerebro para que se dedicara primero al boxeo abandonando su prometedora carrera interpretativa, se desfigurara el rostro con sucesivas operaciones fallidas, alterara su cuerpo hasta convertirlo en un remedo de Stallone y formara parte de la comidilla de la prensa del colorín como inagotable fuente de escándalos. Pero hoy tengo la impresión de que allá por 1989, justo cuando el Carnero ganaba un combate a muerte con el Ayatolah, Rourke recibía un guión, ese guión al que no se puede renunciar, un guión por el que Deniro hubiera vuelto a engordar 30 kilos, o Costner estaría dispuesto a perder su eterna mueca de autosuficiencia. Rourke leyó el guión y aceptó sin pensarlo. Justo en ese momento, Darren Aronofsky sonrió con una mueca de las que hielan la tarde, le puso delante un contrato que Rourke ni si quiera leyó antes de firmar. En ese momento el cielo se abrió en un estruendoso trueno y hay quien dice que a Aronofsky se le distinguieron dos pequeños cuernecitos en su frente. Rourke era presa de un pacto diabólico que le llevaría por los pasillos del escándalo y la degradación. A cambio, una interpretación que le garantizaría la inmortalidad.
Rourke debió leer la letra pequeña; inmediatamente llegó la repulsa del público, las decisiones extrañas, los escándalos, el dolor, el desprecio. Rourke miraba para sus adentros y sonreía; la inmortalidad valía la pena.
Pero el diablo es fiel siempre a su papel maligno. Cumplió su pacto, si, pero nunca escapa a gastar una última trastada. En la que debió ser la noche de gloria que Rourke soñó durante veinte años, cruzó en su camino a un actor de prestigio, un hombre comprometido, interpretando un papel de un hombre modélico en sus aspiraciones e ideales. Cuando Rourke iniciaba el gesto de levantarse con esfuerzoa recoger su Oscar, escuchó un nombre que no era suyo y volvió a pensar, "leche, debí leer la letra pequeña".
En cuanto a la película, es un buen film crepuscular ambientado en los recovecos con menos luz de la lucha libre profesional. Todo gira en torno a Rourke que da una lección de interpretación y compromiso. Cada fotograma, filmado con frecuencia desde las amplias espaldas de un Carnero que parecían poder soportar toda suerte de desgracias, destila empatía hacia él, comprendemos su sufrimiento y sus decisiones.

Darren Aronofsky es un director/autor, uno de esos que al ver su obra distingues automáticamente su sello. Pasa con "El cisne negro", pasa con "Mother" y pasa también con "El luchador". Aronofsky se mete de lleno (otra vez) en una historia donde la decadencia y la gloria se entrelazan tan directamente como la gloria y la soledad y la realidad y la fantasía. No hay deporte/espectáculo/arte como el wrestling, es único, y en él la realidad y la narrativa ficticia se entremezclan con tanta facilidad como en esta película. En cierto modo, Aronofsky y su manera de contar son perfectos para las miserias de la lucha libre y sus caminos tenían que cruzarse en algún momento.

La historia de Mickey Rourke con la actuación, con tantos altibajos, idas y venidas y momentos para recordar y para olvidar, es paralela a la de Randy "The Ram" Robinson, personaje que interpreta en esta película. También la lucha libre y Mickey Rourke debían acabar cruzándose en algún momento. Su personaje en "el luchador", tan real y cuya historia no es más que una réplica de tantos y tantos luchadores reales, respira pesadamente y con tanta humanidad que va más allá de la pantalla. Es, sin duda alguna, la mejor actuación de la carrera de Rourke, y resulta difícil creer que se quedase en una nominación al Oscar y no se llevase la estatuilla a casa.

Impresionante, grandísimo Mickey Rourke en el papel de su vida, grandísima BSO con fragmentos del rock clásico de los 80 que tanto nos gusta, gran final que te deja con la boca abierta y que no acaba con final feliz como la gran mayoría de películas y que además nos muestra que todo es efímero, que no se puede luchar contra el tiempo y lo mal que la vida trata a los que antes eran estrellas y ahora son solo una sombra de lo que eran antes. Pero a la vez nos demuestra que no debemos rendirnos y que debemos enfrentarnos a la vida por muchos golpes que nos de y ser como The Ram, un luchador.

"El luchador" es una montaña rusa, posee tanto buenos momentos como malos. Exterioriza bien la situación de Randy ante el fracaso, la vejez y la soledad, pero no se mantiene el mensaje mas que en contadas escenas.

No deja de ser una buena película para pasar el rato, quizás quede algo en mi memoria así que no diré que es olvidable pero tampoco es memorable.

Conclusión: Un 7, entretenida para pasar una tarde, no entra en mi lista.

Ganadora del prestigioso León de Oro en el Festival de Venecia de 2009, 'The Wrestler' es, sin lugar a dudas, una de las películas más aclamadas de Darren Aronofsky y, al mismo tiempo, la más sencilla y asequible —que no por ello menos profunda— de su ecléctica filmografía. Aronofsky, dejando de lado la complejidad narrativa de sus anteriores trabajos (venía de estrenar la desconcertante 'La fuente de la vida'), nos pone tras los pasos de Randy «The Ram» Robinson, un luchador profesional de wrestling que, tras haber sido una estrella durante los ya lejanos 80, subsiste peleando en combates de poca monta mientras añora los viejos tiempos. La fugacidad de la fama, los excesos del pasado y la dureza de los golpes encajados —tanto físicos como metafóricos— llevarán a Randy, ahora aquejado de problemas de salud, a tratar de enderezar su vida en este emotivo relato sobre el fracaso, la soledad, el paso del tiempo y, en definitiva, sobre la vida misma.

Y, aunque a primera vista pueda parecer otra historia más sobre viejas glorias caídas, lo cierto es que 'The Wrestler' posee una serie de elementos que la hacen alejarse de otras películas similares, destacando, sobre todo, el inolvidable papel protagonista de un Mickey Rourke antológico. El actor, que también fue luchador profesional, consigue plasmar el propio dolor de su pasado, de sus vicios y de su accidentada trayectoria para crear un personaje tan desgarradoramente creíble que cuesta creer que esté actuando. Su descenso a los infiernos, siguiendo casi un tormentoso vía crucis (la película contiene de hecho ciertos paralelismos muy curiosos con la pasión cristiana), se extiende más allá del mundo de la lucha libre para ofrecernos un desolador drama universal; uno sobre ese momento en el que la vida te pone contra las cuerdas, te noquea y descubres que ya no puedes seguir luchando como antes. Conmovedor homenaje en memoria de todos esos ídolos olvidados, ahora perdedores vapuleados por el destino, que encontraron su mayor derrota frente a aquellos que una vez los consideraron héroes.

Película con las emociones a flor de piel, con un ambiente depresivo y con la caída de un mito.

Randy "The Ram" Robinson está embarcado en un viaje de dolor, emocional y físico. El segundo es palpable continuamente en los combates, de hecho, en el que lucha con el de las grapas es bastante fuerte . Además la forma en que muestran que ya no es la joyita que era cuando era joven está de cine, cuando no lucha se ve lo mayor que está, pastillas, sonotone, le cuesta moverse, etc.

En cuando a lo emocional, excepto cuando le alaban sus compañeros de trabajo, vive en un mundo lúgubre: sin poder pagar el alquiler, solo, con Casssidy un quiero y no puedo, el ambiente deprimente de las firmas...

La relación con Cassidy podría haber sido el "resurgir" de ambos. Desde el principio se ve la atracción, pero esta, después del beso tiene que poner límites por su trabajo. Y después con las acciones de Randy, ya no hay vuelta atrás.

El punto de no retorno es con la explosión de todas las emociones que se guardaba Randy y estallan cuando se corta el dedo en la carnicería . El abandono de tres partes, la de su hija por no haber ido a la cena, los límites marcados por Cassidy, y el abandono forzoso de lo único que sabía hacer, la lucha. Y obviamente todo tenía que desembocar en una mala decisión, y lo único que se le daba bien, pero que lo iba a matar es lo que haría.

El final, mi debate, ¿muere en la gloria o sólo? personalmente creo que lo hace solo, porque la gente que realmente se acordará de el, será al verlo en unas noticias.

Si eres un amante de wrestling no podrás pasar la oportunidad de ver y disfrutar esta película, donde nos muestran un lado más oscuro de uno de los deportes más importantes del mundo.

Una de las historias más emotivas que nos podemos encontrar dentro del género dramático, convirtiéndose en todo un clásico y donde vemos al actor Mickey Rourke haciendo uno de sus mejores papeles de toda su carrera. En todo momento, nos creemos todas esas escenas emotivas, donde su personaje terminará enfrentándose, no solo a otros luchadores en el ring, también a personas en la vida real, siendo algo más doloroso que los propios golpes realizados en los combates.

Toda una experiencia para el espectador que nunca antes hemos llegado a experimentar en ninguna otra película.