Diez años después de la muerte de su marido Sean, Anna acepta casarse con Joseph. Pero un día Anna conoce a un niño que dice ser la reencarnación de Sean, y que le pide que no se case con Joseph.
Yo entiendo que esta película va del amor más allá de cualquier cosa, pero tiene momentos que bailan demasiado cerca de la línea del delito como para que sea cómoda de ver.
Jonathan Glazer sabía de sobra que un niño de diez años quedaba raro, le podían haber dado otra vueltita al guión. Y no digo que no fuera un niño, sino cambiar la aproximación. Porque quitando eso el guión es bastante bueno en cuanto a lo que pretende transmitir.
Creo que es una de esas películas de las que se dice que no se podría rodar hoy en día. No realmente por la historia que cuenta, que es interesante, sino en ciertas escenas como la escena de la bañera o la del beso que pueden ser incomodas.
Luego la actuación del niño pues en un principio cuando se supone es que es la reencarnación del marido de la protagonista entiendes que sea tan seria, tan poco infantil pero cuando se sabe que todo lo fingió al leer las cartas pues no se, no me lo creo es muy... no se explicarlo
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