Críticas de Infierno azul

Nada nuevo sobre tiburones pero para pasar un rato.

Buenos gráficos y efectos especiales. Aunque creo que le falta desarrollo todo transcurre de modo pasivo y lento, Te esperas más !! Carece de emoción.

En los últimos años, los pobres tiburones han dado mucho de sí: se les ha transformado en zombis, fantasmas o robots; se les ha dotado de múltiples cabezas para que se enfrenten a criaturas inverosímiles; se les ha metido en tornados gigantes, en la arena y también en la nieve; incluso se les ha convertido en monturas voladoras de muertos vivientes nazis... El disparate que rodea a estas criaturas marinas ha llegado a ser tal que estamos desesperados por ver algún día una buena película sobre ellas. Afortunadamente, Jaume Collet-Serra hace un delicioso regreso a las raíces del género con un tiburón en su forma más simple y en su momento cinematográficamente más terrorífico: una gran mandíbula con afilados dientes dispuesta a arrancar de un mordisco cualquier miembro humano que se ponga a su alcance. Una surfista herida atrapada en una roca a 200 metros de tierra firme, un tiburón loco que se ha enamorado perdidamente de ella... Ahí lo tienen, todo bueno y sencillo, Infierno Azul utiliza esta idea minimalista para ofrecer una película de suspense realmente sobrecogedora e innegablemente eficaz. Y el tiburón no tiene mal gusto, ya que elige atacar a Blake Lively, a la que Collet-Serra filma juiciosamente como objeto de fantasía al principio, para soportar mejor su lento deterioro físico más adelante. Sobre todo, Blake Lively, una actriz algo sub explotada -es fácil imaginar que la etiqueta Gossip Girl/Sra. Ryan Reynolds se le sigue pegando, pero eso es olvidar sus muy buenos papeles secundarios y su notable interpretación en "El secreto de Adaline"-, está impecable. , aunque ella lo lleva a cabo de forma convincente y consigue transmitir verdadera emoción a través de secuencias que a veces tienen el regusto de pasajes forzados. Y luego, por supuesto, está el duelo entre ella y la bestia, que cumple todas sus promesas. Los enfrentamientos no hacen, sino ganar en fuerza, sin caer nunca en la repetición, y haciendo un uso parco de las siempre impresionantes (y acertadas en términos de efectos especiales) apariciones del tiburón blanco o del entorno marítimo. Por supuesto, se puede discrepar con la implacabilidad irracional del animal, pero es comprensible: ¿qué harías tú si la gente se divirtiera dando vueltas alrededor de tu bocadillo? Es una pena que Jaume Collet-Serra desvirtúe el tono realista de la película para ofrecer un final agradable de ver, pero carente de credibilidad. Este sigue siendo su estilo característico como director: estaba bien para películas como "La casa de cera" y "La huérfana", sin embargo, desde entonces siempre se ha sentido obligado a hacer un gran drama de sus finales (dicho esto, la enormidad del de esta película parece mucho más creíble que el completamente ridículo de su "Non-Stop (Sin escalas)", por ejemplo). La eficacia podría ser el sinónimo perfecto de "Infierno Azul" y la mejor prueba de ello es que la 1 hora y 27 minutos de la película sólo parecen durar un tercio. Por supuesto, esta supervivencia en el mar no será tan memorable como "Tiburón" pero, al igual que "El arrecife", demuestra sin duda que las películas de tiburones REALES aún tienen mucho camino por recorrer. Una última mención especial a la gaviota Steven "Seagull", compañero de infortunios de la heroína y serio aspirante al Oscar al mejor actor de reparto.