Notable debut en la pequeña pantalla el que firmaba Paolo Sorrentino con 'The Young Pope', una serie centrada en la llegada de un nuevo Papa con ideas controvertidas al Vaticano y en todos los líos que ello ocasiona: conspiraciones, luchas de poder, intereses cruzados y, por supuesto, crisis de fe. Estamos por tanto ante una provocadora disección de los entresijos de la religión católica, mayormente enfocado al drama aunque, eso sí, reservándose un hueco para incluir muchos momentos de humor que, dentro de toda la seriedad que caracteriza a esta historia, aportan a su vez un tono cínico a su ácida deconstrucción de la espiritualidad y sus numerosas contradicciones. En este último aspecto destaca la figura de Lenny Belardo, nuestro joven Papa, artífice de toda una sucesión de situaciones irreverentes, diálogos punzantes y frases ingeniosas. Yo jamás pensé que me reiría tanto con una serie sobre la figura de un Papa, debe de ser eso que llaman gracia divina.

Por supuesto, y con alguien tan perfeccionista como Sorrentino tras la cámara, el apartado técnico es una auténtica maravilla y tanto la fotografía, como la banda sonora, como el diseño de producción contribuyen en buena medida a alimentar esa idea de la belleza, el amor, la compasión y demás conceptos del lado más virtuoso de la espiritualidad y la fe. El reparto es también muy acertado, destacando a Jude Law en su papel de Papa sexy y misterioso —más que un Papa, un daddy para muchos—, quien perfila así a un personaje al que parece que nunca llegas a conocer del todo pero del que no dejas de descubrir matices, lo cual lo hace increíblemente atractivo a todos los niveles. Sin duda, un interesantísimo y a la vez peculiar personaje para una no menos peculiar serie que, independientemente de las creencias de cada uno, logra brillar en su transgresor acercamiento a la religión, a la iglesia y a todos aquellos que, aun con sus dudas, temores y conflictos internos, eligen seguir ese camino en sus vidas.

Cuando me presentaron esta serie allá por el año 2016, fue la primera vez que oí hablar de Paolo Sorrentino, un director italiano con un sello personal definido y con un estilo que poco tiene que envidiar a otros grandes directores y con una prooducción multinacional. Pero también noté que entre los compañeros que teníamos HBO, nos encontrabamos en la tesitura de cuál de las dos series ver en ese momento estrenadas en la plataforma, si "Westworld" o esta; mientras que algunos de nosotros encontrábamos regocijo o interés en la primera, los que veían la segunda encontraban crítica, cuestiones trascendentales, pero sobre todo algo más que eso, el encontrarse con uno mismo. Y esta serie, después de seis años, y algunos intentos de pararla y dedicarme a otras cosas, ha conseguido mostrarme esa idea.

The Young Pope nos presenta a Lenny Belardo, bajo el nombre de Pio XIII, como el primer papa norteamericano de la historia y, a pesar de ser joven, introduce algunas ideas revolucionarias, a la par que conservadoras y todo lo que conlleva. Todos sabemos que el hecho de ser el Obispo de Roma no es la tarea más sencilla del mundo, a la par que cuentas tras de ti con una serie de personas con un poder mayor, no solo religioso, sino también "político" como Jefe del Estado Vaticano. Sorrentino consigue llevar más allá y mediante una sátira, que a veces no lo es del todo, y una deconstrucción de lo que es el ser humano y la religión. No es de extrañar que el propio Lenny Belardo sea una imagen del propio Sorrentino aunque nos quedaremos con esa duda.

No os voy a negar que es una serie que tiene un toque muy personal, por el hecho de que los diálogos pueden considerarse provocativos, cínicos o polémicos pero que acaban dando forma a nuestra propia identidad. Una fotografía que acompaña y momentos que llegan a tocar el alma (ese pasaje en Queens es duro) encumbran esta serie como una de las producciones más interesantes de su tiempo (y eso que hace 5 años de la misma). El Papa crea una cruzada contra todo lo que sustenta la Fe, los dogmas y la presentación de lo que es el Vaticano, por un pasado turbio y complicado, y una infancia bastante compleja con las acciones que toma.

El personaje de Lenny interpretado por un sublime Jude Law hace que devore la pantalla y consiga hacer de las mejores interpretaciones dando imagen a un personaje contradictorio en sus contradicciones, como el propio ser humano, y a la par querido por los que le conocen, aunque eso le lleve a ser objetivo de "tramas y comidilla" de muchos . No es una serie perfecta pero no le hace falta. Es como el propio ser humano y, en algunos casos, la Religión: Contradictoria en sí misma, y eso la hace interesante a la par que humilde. Y en ese plano final, hago alusión a una frase de un amigo mío, y que no anda lejos de lo que piensa Sorrentino: "No es malo que haya Dios, ¿Quién es Dios? Pero, ¿Quiénes somos nosotros?"