¿Qué repercusiones psicológicas tendría para un muerto volver a la vida? ¿Y para todos sus familiares y amigos que ya habían empezado a superar su muerte? Esas cuestiones son las que aborda con bastante acierto 'Les Revenants' (Los Resucitados, o Los Reveníos que diría mi madre). O al menos lo hace durante su primera temporada, que es la que se enfoca en el impacto que supondría el hecho de que algunas personas de diferentes edades y épocas regresasen de entre los muertos. Ese enfoque convierte a la serie en un producto interesante y original alejado del concepto de resucitados que nos ofrecen otras obras de zombies y muertos chungos con ganas de montar una barbacoa de cerebros.

El problema viene en la segunda temporada, donde se deja de lado ese impacto psicológico, se introducen varios personajes nuevos con mucho menos desarrollo que los de la temporada anterior y se abren bastantes subtramas que pueden dejarte la sensación de no saber a dónde llevan o lo que es peor: hacer que pierdas el interés. Soy defensor de las pelis y series que te hacen pensar, pero la búsqueda de una explicación final que relacione todo en la segunda temporada recae más en la especulación y la imaginación que en la reflexión. Personalmente, primera temporada de 8 y segunda de aprobado justito.

Vista desde fuera y leída la sinopsis parece que ‘Les revenants’ es una serie de zombies al uso, con muertos que vuelven a la vida años después de su fallecimiento, pero no podríamos estar más equivocados. La trama de la serie ahonda en cómo afecta a los familiares y amigos la vuelta de estos supuestos muertos vivientes, analizando la situación y mostrándonos su psicología al milímetro. Casi como un experimento sociológico del propio Bourdieu. Al tratarse de un fenómeno inusual consigue atrapar tu atención, aunque tarda bastante en arrancar (pero se perdona). Tiene una banda sonora logradísima y una atmósfera que te envuelve en ese halo de misterio tétrico favorecido también porque carecemos de todas las claves para entender qué está pasando. ¿Por qué han resucitado personas aleatoriamente? ¿Por qué no recuerdan nada? ¿Por qué desde que han vuelto no dejan de pasar cosas extrañas? Pues el problema de la serie es que ofrece preguntas para las que siempre vamos a querer una respuesta (o varias) y no cumple con las expectativas. Sobre todo la segunda temporada que es una tomadura de pelo. Los personajes de esta última temporada son más básicos que un pimiento y las tramas se anclan sin ningún sentido, llegando al punto de que te importa un carallo por qué ha pasado todo lo que ha pasado. Y este es su mayor error, perder su esencia y terminar siendo una serie más del montón que recordarás sin pena ni gloria dentro de un par de semanas. Casi parecía que en los minutos finales entonarían el ‘Thriller’ o “mira mamá, no estábamos muertos, estábamos de parranda”. Lamentable.
Personalmente os diré que hacía tiempo que no odiaba tanto a unos personajes televisivos como a Camille (digna protagonista del coaching de Hermano Mayor) y Adéle. Las muchachas me han quitado años de vida, lo juro. Recuerda a otras series como ‘In the flesh’ o ‘The Leftovers’, pero peor ejecutada desde luego.
Así que ya sabéis queridos, morir está sobrevaloradísimo.

Me ha gustado mucho, su ambientación y realización es de lo mejor sin duda, hay personajes que te cautivarán, y en general la serie tiene un aire de misterio muy bueno, del que hará que quieras ir viendo más y más para descubrir todo

De las dos temporadas, me ha gustado más la 1 que la 2; a cada capitulo pasan muchas cosas, te va descubriendo unas y te aparecen otras nuevas incógnitas por resolver

La pega que le pongo, es que podría estar todo mejor explicado, más sencillo, además de que alguna que otra cosa se queda en el aire.

Para finalizar, decir que merece la pena verla