El found footage ha muerto, ¡viva el screen life! Asociado a una subcategoría del primero en sus inicios debido a su rareza, el screen life (o screen film) parece haber tomado cada vez más la delantera al hermano mayor del que procede, ya que las películas que nos sitúan frente a una pantalla de ordenador han experimentado un crecimiento vertiginoso en los últimos años. Aparte del hecho de que la modernidad del formato atrae evidentemente sobre todo a un público joven, adaptándose a los géneros que le gustan especialmente (terror/thriller), la vida en pantalla ofrece, narrativamente hablando, un abanico de posibilidades mucho más amplio (sobre todo gracias a la multiplicidad de ventanas en la pantalla, sinónimo de un elemento espacio-temporal importante en la trama y una manera perfecta de mantener el ritmo) que el found footage, condenado a dejar rodar la cámara en tiempo real a la espera de que suceda algo. Junto con "Open Windows", "The Den" y la reciente "Searching" (un thriller más dramático), la primera "Eliminado" fue, por supuesto, pionera en este subgénero, que, como ya podíamos imaginar, estaba destinado a crecer en popularidad. Sin embargo, a pesar de la innegable eficacia de su forma, que trascendía casi todo a su paso, el primer opus de Levan Gabriadze se veía lastrado por una trama sobrenatural terriblemente banal heredada del found footage adolescente, como una especie de pretexto de guión facilón que condenaba casi automáticamente cualquier intento de ampliar el alcance del largometraje reduciéndolo a la mera noción de película conceptual. Tres años después, como sugiere su título, su secuela tiene la mucho mejor idea de construir una historia enraizada en la realidad de su propio formato informático apelando a todas las fantasías que transmite la dark web.
Con su nuevo ordenador, Matías por fin ha podido desarrollar una aplicación que le permitirá recuperar el corazón de su amada sordomuda. Pero durante una noche de juegos con sus amigos a través de Skype, descubre que el antiguo propietario del ordenador estaba involucrado en actividades muy turbias en la dark web y, lo que es peor, que hará cualquier cosa para recuperar los valiosos datos que quedaron en el aparato, aunque eso signifique poner en peligro la vida de Matías y de sus allegados...
Atrás quedan las trilladas tramas de fantasmas vengativos, sustituidas por una amenaza mucho más tangible pero igualmente misteriosa. Al igual que sus héroes, jóvenes pero más maduros que en su predecesora, 'Eliminado: Dark Web' va a navegar claramente por aguas más adultas, jugando con las zonas turbias de Internet abiertas a los tratos más malsanos. En última instancia bastante similar a "The Den" en cuanto a la caja de Pandora de peligros que abre, esta dirección del guión hacia un mal basado en ramificaciones tecnológicas muy reales resulta ser una elección muy inteligente tanto en su tratamiento como en su impacto bastante perverso en sus desafortunadas víctimas.
En primer lugar, "Eliminado: Dark Web" no corta todos los lazos con la entrega anterior: los personajes vuelven a chatear en un grupo a través de Skype, y hay referencias formales al mismo (en particular, la intrusión de un perfil anónimo en la discusión), pero, sobre todo, aunque la amenaza adopta esta vez una forma muy humana, sigue planteándose como una fuerza que utiliza un léxico oculto para permanecer en el anonimato y actuar en las sombras del mundo informático.
Los adeptos de la web oscura a los que se enfrenta el grupo de héroes utilizan tanto referencias mitológicas (Caronte y la Estigia como medio para llegar al lado oscuro de Internet) como técnicas de piratería muy avanzadas (hackers casi invisibles ante una webcam, un Messenger corrompido por sus manipulaciones, etc.), convirtiéndose así en una especie de fantasmas al margen de una realidad muy contemporánea que la película tiene la inteligencia de tratar al convertirlos en una presencia omnisciente gracias al ordenador. Las fantasías sobre organizaciones sanguinarias y en expansión no son nada nuevo y siguen siendo un clásico del cine, pero, como en "The Den", su intrusión a través de una pantalla de ordenador en la vida cotidiana de unos protagonistas con los que todo el mundo puede identificarse transmite una dosis extra de realismo que, en este caso, extrae su energía de la paranoia de la tecnología moderna y de una violencia primigenia íntimamente ligada a los instintos humanos y reforzada por un aura de misterio estrechamente ligada al uso de mitos antiguos.
“Eliminado: Dark Web" también se divierte expresando toda la perversidad de estos instintos. No se trata necesariamente de la naturaleza de los archivos tan codiciados por la organización, lo que no sorprenderá mucho a los aficionados al cine de terror (sobre todo porque "Eliminado: Dark Web" se niega categóricamente a mostrar violencia explícita como su predecesora, algo raro dada la naturaleza de su tema), sino más bien del sadismo bien pensado que muestran los usuarios de la red oscura hacia sus víctimas inocentes cuando comienza el juego de la masacre en la segunda mitad de la película. Empujándoles cada vez más hacia sus escondites mediante elecciones terribles y montajes teatrales que no se detienen ante nada, los métodos utilizados por estos adeptos realmente añaden atractivo a "Eliminado: Dark Web", hasta la muy bien pensada revelación final, que sirve de espejo distorsionador entre los dos bandos enfrentados, añadiendo una dosis más de perversidad a sus acciones desde el principio de la película.
La vida en pantalla aún está en pañales, y hay algunos puntos que todavía necesitan trabajo, como la relación amorosa del héroe, demasiado superficial (es difícil hacer creíble una historia sentimentalmente complicada con unas pocas líneas de diálogo y un breve vídeo idílico), "Searching" era mucho más convincente en el plano emocional, por ejemplo), nuestro apego bastante relativo a él y a sus amigos, y la costumbre de la película de sanear todas las formas de violencia ocultándolas en pantalla (“The Den" era generosa en este punto). Pero, a diferencia de su predecesora, la eficacia con la que "Eliminado: Dark Web" aprovecha todas las posibilidades que le ofrece su especialísimo formato se ve correspondida esta vez por un tema mucho más fascinante y, sobre todo, intrínsecamente ligado a su propia estructura. El resultado es un patio de recreo en el que da gusto jugar, siempre endiabladamente apasionante, y con un ingenio perverso justo para mezclar las facetas humanas más oscuras con los bajos fondos de Internet.
"Eliminado: Dark Web" es una de las raras secuelas que lo hacen mejor que su predecesora, y sugiere que la vida en pantalla tiene un brillante futuro por delante si consigue reiniciarse para borrar sus defectos. El productor de estas dos películas de 'Eliminado', Timur Bekmanbetov, nos ha prometido 14 largometrajes del género por venir. Esperemos no acabar con una sobredosis...

Pues ya no es novedoso ver una película que transcurre en la pantalla del ordenador, de hecho esta es una secuela de una de similares características. Sin embargo, y pasada una primera media hora bastante aburrida, la película va entrando en materia y ofrece lo que promete: tensión y angustia (un poco teenager, no nos equivoquemos) suficiente para pasar un rato de lo más entretenido. Un producto de consumo que no se indigesta.