Además de reclamar el título más impresionante de 2024, "Vampira humanista busca suicida" es de hecho esta especie de joya en contenido impredecible, en la que primero nos embarcamos un poco al azar, y que, al final, ¡te atrapa por completo por su tono irresistible, por su asombroso acercamiento al mito vampírico al servicio de una trayectoria de personajes que bien comenzó a dejarnos una gran marca de caninos en plena yugular de nuestras emociones! Largometraje de Ariane Louis-Sixteen donde nos presenta a través de un prisma absurdo la vida cotidiana extrañamente muy racional de una familia de chupasangres alterada por el comportamiento de su hija menor (¡y, realmente nos reímos frente a este extravagante modelo de exhibición!), en realidad debemos imaginar una variación que, sin apartarnos de su humor negro, nuestra vampira encontrará rápidamente su propia voz en todos los giros y vueltas más oscuros que esto pueda inducir. Usar la figura del vampiro para traducir las agonías de la adolescencia no es nada innovador, pero pocas veces hemos visto una imaginación así para desenterrar contornos metafóricos cada vez más audaces e inventivos que se acerquen lo más posible a la especificidad existencial de sus principales protagonistas y, obviamente, al improbable punto de equilibrio del encuentro milagroso de sus respectivos sufrimientos. Entre Sasha (la perfecta Sara Montpetit que pensaríamos directamente de la imaginación burtoniana de antaño), una joven vampiro que no acepta la obligación de matar que implica su condición, tan oprimida por sus familiares que no aceptan su elección como destinada de hecho a una muerte segura debido a la falta de comida- y Paul (también asombroso Felix-Antoine Bénard), un estudiante de secundaria tan acosado por sus compañeros de clase que la idea de terminarlo por su cuenta parece ser la única salida salvadora, de hecho estamos presenciando una alineación de las estrellas adecuada para el camino común tomado por estas dos almas marginales para convertirse en un proveedor de emociones de inmensa fuerza, compartidas entre una inocencia sentimental (siempre tan ricamente simbólica) y un apoyo mutuo irresistible que ambos se brindan el uno al otro frente a los vientos contrarios soplados por su especie.
En este pacto donde cada uno debe condenar al otro según su decisión, "Vampira humanista busca suicida” logrará, la hazaña de mezclar las francas carcajadas, las lágrimas que brotan de las almas de dos seres empujados a la deriva, la violencia materializada por su universo de tormentos demasiado internalizados y los inicios de un romance con una pureza trascendental, todo en el escenario de una magnífica declaración de amor a los monstruos, o, al menos, a aquellos considerados como tales por sus pares- y una oda a la diferencia siempre más bella cuando es fruto de una insospechada adición de dos de sus componentes que nada debería llevar a aliarse ni siquiera a amarse. ¡Pero qué maravillosa primera película de Quebec!

Divertida comedia vampírica que bebe más del cine indie, que de Lo Que Hacemos en las Sombras.

Sasha es una joven vampira ***contenido con spoilers*** , lo que la hace la rarita de su familia. A ella le gusta la música y siente compasión por las personas, lo que hizo que me recordase a Marceline de Hora de Aventuras, pero claro, esto hace que haya conflictos en su casa, ya que no va a estar toda la vida dependiendo de sus padres para alimentarse, así que la obligan a independizarse con su prima, mucho más echada para adelante, para que la enseñe. Mientras vive con ella, conoce a Paul, un adolescente solitario con tendencias suicidas, que hace que afloren sus instintos.

Como digo, es una comedia de vampiros, así que predomina el humor negro, pero de formar sutil, y juega mucho con los gestos, miradas, la música y las situaciones que les pasan a los dos protagonistas. La familia de Sasha es un punto, pero la actuación de Sara Montpetit es lo mejor, con ese toque melancólico y oscuro que le da a su personaje, como no podía ser de otra forma siendo un vampiro, y consigue una muy buena química con Félix-Antoine Bénard como su particular suicida.

Tremendos los créditos con el tema "Drácula ye ye" de Andrés Pajares jajaja.

Una comedia vampírica con colmillos afilados y corazón sensible. Esta película no solo redefine el mito del vampiro desde un enfoque existencialista, sino que lo hace con una sensibilidad gótica, mucho humor negro y una ternura inesperada. A través de una premisa absurda —y al mismo tiempo conmovedora—, la canadiense Ariane Louis-Seize entrega un debut que habla de lo que realmente importa: la necesidad de encontrar sentido cuando todo alrededor parece sombrío.

Una joya peculiar, profundamente humana y no para todos los gustos... pero perfecta para quienes buscan cine que muerda suave y deje marca.

Es una tontería, pero al menos tiene algún que otro detalle rescatable, y una historia lo suficientemente solida y medianamente coherente, que impide que caiga directamente en la Serie B.