
Shohreh Aghdashloo
First Lady
Una mujer trata de volver a casa tras una cita a ciegas que se torna violenta.
Madre soltera, Cherie trabaja como secretaria para un conocido abogado. A pesar de sus esfuerzos por denunciarlos, Cherie tiene que soportar el ambiente machista del lugar de trabajo y, más en general, las acciones inapropiadas de ciertos hombres hacia ella que pasan desapercibidas.
Un día, a raíz de un malentendido sobre su agenda, su jefe la envía en su lugar a cenar a casa de uno de sus clientes más importantes. Es una reunión de negocios que rápidamente toma un cariz más íntimo cuando Cherie cae bajo el hechizo de este playboy adinerado. Tras algunas dudas, decide incluso tomar una copa con él... cuando el hombre fija su mirada en la cámara y le dice que ya no es bienvenida en su casa.
Detrás de la puerta cerrada que impide nuestra visión como espectadores, oímos aterradores sonidos de lucha. Cuando Cherie consigue atravesarla, asustada y dispuesta a correr para salvar su vida, aún no es consciente de que su calvario no ha hecho más que empezar: se ha convertido en la presa de un depredador imparable, inmerso en un juego de persecución en el que toda la ciudad es su patio de recreo...
Película feminista, "Corre, cielo, corre" no busca matices desde el principio, cuando se limita (esencialmente) a presentarnos el comportamiento masculino tóxico al que las mujeres, en este caso Cherie, están sometidas. Pero al ponerla frente a frente con una especie de Conde Zaroff moderno, encarnación última del patriarcado dispuesto a todo para asegurar su supervivencia silenciando drásticamente a las mujeres que intentan luchar contra él, la película de Shana Feste ha dado con algunas ideas interesantes para poner de relieve toda la amplitud de este mal todavía presente en las sombras de nuestras sociedades.
Desde el hecho de que el macho alfa rompe la cuarta pared para apartar nuestra mirada de su violencia más salvaje, como recordatorio de la cobardía humana ante estos actos despreciables ante los que muchos prefieren permanecer ciegos, hasta el carácter omnisciente de este último, presentado primero como la prerrogativa de hombres poderosos que actúan como les parece gracias a su riqueza, representación aún más abstracta y absoluta de este cáncer creciente que busca asegurar su supervivencia ("no es realmente una sorpresa", como dice el propio cazador, pero añade escozor a las tramas de la película, inevitablemente obstaculizadas a corto plazo por un enfoque demasiado racional), "Corre, cielo, corre" encuentra algunos giros argumentales bastante inteligentes para ampliar su discurso feminista e incluir todas las fuerzas en juego en esta surrealista persecución urbana entre el Hombre y la Mujer.
Es cierto que, como hemos visto al principio, la película no se anda con rodeos a la hora de hacernos comprender sus objetivos pero, impulsada por la misma determinación que su heroína, "Corre, cielo, corre" tenía un potencial prometedor para pretender ser una propuesta bastante única en su género.
Pero al final, la película de Shana Feste nos deja con sentimientos encontrados, ya que "Corre, cielo, corre" se pierde en una persecución básica y redundante (Cherie se mueve de un punto a otro a través de encuentros que siempre acaban o en traición o en un rápido enfrentamiento con su torturador). Por otra parte, la mitología que desarrolla poco a poco está hábilmente adaptada a su trasfondo, pero sus fundamentos son sin embargo muy convencionales, utilizando elementos bien conocidos del cine de género como meros pretextos para su guerra de sexos. Y, sobre todo, por muy divertidas que resulten al principio, las ideas de la dirección, como romper la cuarta pared, sugerir violencia o gritar "¡Corre!" por toda la pantalla, empiezan a parecer tapaderas demasiado fáciles para una película a la que, en realidad, parece costarle mucho abrazar y asumir plenamente sus aspectos más terroríficos, aferrándose únicamente a un camino muy trillado y a buenos momentos de tensión entre sus dos protagonistas (en gran parte mérito de sus actores, por cierto).
De hecho, aunque sus intenciones básicas y la forma en que las traduce en un abanderado a lo largo de los senderos de esta batalla nocturna distan mucho de ser estúpidas, "Corre, cielo, corre" casi se olvida de ofrecer la misma ambición a su vertiente terrorífica, cuyos artificios no logran enmascarar su falta de aliento a largo plazo y, como sucede tras un buen número de otros largometrajes recientes que mezclan el feminismo con el cine de género, este paso en falso probablemente no le permitirá establecerse como una gran representante de su categoría.
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